En un giro inesperado dentro de la guerra comercial que enfrenta a las dos mayores economías del mundo, China comenzó a eximir ciertos productos estadounidenses de las tarifas retaliatorias del 125% que había impuesto en respuesta a las políticas de Donald Trump. Según reportes confirmados el 25 de abril de 2025, el gobierno chino suspendió estas tarifas para importaciones críticas, como semiconductores, circuitos integrados y medicamentos esenciales, en un esfuerzo por mitigar el impacto económico de las tensiones bilaterales.
La decisión se produce tras semanas de escalada en el conflicto comercial. A principios de abril, Trump elevó las tarifas sobre productos chinos al 145%, sumando un 125% adicional a un 20% ya existente, según declaraciones oficiales de la Casa Blanca. En respuesta, China aplicó un arancel del 125% a bienes estadounidenses, afectando sectores clave. Sin embargo, la necesidad de mantener operativas las cadenas de suministro llevó a Pekín a reconsiderar su estrategia. Empresas como Zhengnenliang Supply Chain y Shenzhen HJET Supply Chain confirmaron que las tarifas sobre ocho códigos arancelarios relacionados con semiconductores y circuitos integrados fueron reducidas a cero, un cambio que se hizo evidente al realizar trámites de aduana.
Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en China, señaló que el Ministerio de Comercio chino consultó a más de 80 empresas extranjeras para identificar productos esenciales que no podían ser sustituidos por proveedores locales. Entre los sectores beneficiados se encuentran los medicamentos que salvan vidas, un rubro que había generado preocupación por su dependencia de importaciones estadounidenses. Por ejemplo, algunas compañías farmacéuticas reportaron que pudieron importar fármacos sin aranceles, aunque estas exenciones son específicas y no abarcan toda la industria.
El 29 de abril, el Dow Jones subió un 0,8% (más de 300 puntos), marcando su racha ganadora más larga de 2025, mientras el Nasdaq se recuperó del desplome provocado por las tarifas de Trump a principios de mes. Este repunte en los mercados refleja un alivio temporal ante la posibilidad de una desescalada, aunque las negociaciones formales entre ambos países no han comenzado. Trump, por su parte, afirmó en un comentario reciente que China “se comería” los costos de las tarifas, sugiriendo que las medidas de Pekín son una señal de debilidad.
A pesar de estas exenciones, China mantiene una postura firme. El Ministerio de Comercio chino reiteró su disposición a negociar, pero solo bajo condiciones de igualdad y respeto mutuo. Mientras tanto, la guerra comercial sigue afectando a ambos lados: en EE.UU., empresas como Stellantis y Mercedes-Benz suspendieron sus proyecciones financieras para 2025 debido a la incertidumbre, y en China, las exportaciones a EE.UU., que representaban $439 mil millones en 2024, enfrentan una caída proyectada del 20% para 2025-2027, según el Economist Intelligence Unit.
La reducción de tarifas podría ser un primer paso hacia una desescalada, pero el panorama sigue siendo incierto. Con Trump insistiendo en su estrategia de presión y China buscando proteger su economía exportadora, el futuro de las relaciones comerciales entre ambos gigantes dependerá de si logran sentarse a negociar o si las tensiones vuelven a escalar.