La frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido, una vez más, en el epicentro de una crisis migratoria que no da tregua. En 2025, el segundo mandato de Donald Trump trajo consigo un endurecimiento de las políticas migratorias, afectando a miles de personas que buscan llegar al “sueño americano”. Entre ellos, un número creciente de argentinos se ve atrapado en un limbo de deportaciones, detenciones y condiciones inhumanas, un drama que no solo preocupa a nivel internacional, sino que golpea directamente a las familias argentinas que ven a sus seres queridos varados en la ruta hacia el norte.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la frontera México-EE.UU. sigue siendo la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo, con 686 muertes y desapariciones registradas en 2022, un número que no ha dejado de crecer. En 2023, México reportó la detención de 782,176 personas en situación migratoria irregular, un récord histórico que refleja la magnitud del problema. Este año, con Trump de vuelta en la Casa Blanca, las medidas se intensificaron: el 20 de enero de 2025, el presidente estadounidense declaró una “emergencia nacional” en la frontera sur, desplegando tropas y anunciando deportaciones masivas. Además, reactivó la política “Quédate en México”, obligando a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras sus casos se resuelven, un proceso que puede tomar años.
Entre los afectados, los argentinos están emergiendo como un grupo significativo. La crisis económica y social en Argentina, agravada desde la pandemia, ha empujado a muchos a buscar oportunidades en Estados Unidos. Según un estudio de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, la emigración argentina creció tras la crisis de 2001, y en las últimas décadas, los destinos han dejado de ser solo Europa para incluir a Norteamérica. Hoy, muchos de estos migrantes atraviesan México, enfrentando no solo los peligros del camino —como el crimen organizado, secuestros y extorsiones—, sino también las nuevas políticas migratorias estadounidenses. La Patrulla Fronteriza de EE.UU. reportó en 2023 un aumento del 71% en detenciones de ciudadanos no mexicanos, incluyendo a argentinos, venezolanos y centroamericanos, una tendencia que se mantiene en 2025.
Un caso que ilustra esta realidad es el de familias argentinas que, tras cruzar la selva del Darién (donde más de 500,000 personas transitaron en 2023, según Human Rights Watch), llegan a México solo para ser devueltas al sur del país. La táctica de “deportación interior” de México, que consiste en trasladar a los migrantes desde la frontera norte a centros de detención en el sur, como en Tabasco, busca desalentarlos. Sin embargo, esto ha generado críticas por violar derechos humanos: en Nuevo León, organizaciones como la Clínica Jurídica para Refugiados Alaide Foppa denunciaron en 2023 detenciones que excedían las 36 horas legales, una práctica que continúa en 2025.
Las políticas de Trump también afectan a los argentinos en términos económicos. Las remesas, que representan una fuente clave de ingresos para muchas familias, están en riesgo. México, que envía millones de dólares en remesas a países como Argentina, podría ver una caída drástica si las deportaciones masivas se concretan. En 2017, Argentina recibió un porcentaje de los 761 millones de dólares enviados desde México, según el Conapo-Bancomer. Con las nuevas medidas, este flujo podría reducirse, afectando a hogares que dependen de esos fondos para subsistir.
A nivel global, la situación ha generado reacciones mixtas. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, confirmó el 22 de enero de 2025 una “conversación cordial” con la administración Trump, pero la presión de EE.UU. es evidente: México acordó desplegar 10,000 soldados permanentemente en su lado de la frontera para frenar el flujo migratorio y el tráfico de drogas. Sin embargo, esto no ha detenido las críticas de organismos como ACNUR, que advierten que las políticas migratorias actuales ponen en peligro a personas vulnerables, incluyendo a los argentinos que huyen de la inestabilidad económica.
Para los argentinos, esta crisis es un recordatorio de la complejidad de la migración global. Mientras el mundo observa, muchos se preguntan si las soluciones vendrán de acuerdos internacionales o si la frontera México-EE.UU. seguirá siendo un muro infranqueable para quienes buscan una vida mejor.