¡Por fin una buena noticia que hace temblar el surtidor! Desde la medianoche de este viernes 2 de mayo de 2025, las estaciones de servicio de todo el país amanecieron con precios más bajos, gracias a una decisión histórica de las principales petroleras, con YPF a la cabeza. El presidente de la compañía, Horacio Marín, confirmó ayer que los precios de las naftas y el gasoil caerán en promedio un 4%, una medida que promete aligerar el peso en los bolsillos de millones de conductores tras años de ajustes al alza que parecían no tener fin. Pero ojo, el alivio no será total: la devaluación y los impuestos suavizan el impacto, dejando a los usuarios con una baja real más modesta en los surtidores.
La jugada comenzó con YPF, que anunció la reducción tras monitorear la caída del precio internacional del petróleo Brent, que bajó de casi 90 dólares por barril a unos 71 dólares en los últimos meses. “Queremos un acuerdo justo con los consumidores. Nadie debe subsidiar a nadie”, declaró Marín con tono triunfal en una entrevista radial, dejando en claro que esta baja responde a la lógica del mercado global. La petrolera estatal aplicó un recorte del 4% en naftas y 5% en gasoil en sus refinerías, pero el efecto en los surtidores se siente en un 1% para naftas y 2% para gasoil debido al aumento del 2% por la devaluación mensual y un 1% por el impuesto a los combustibles. En la Ciudad de Buenos Aires, donde la nafta súper costaba 1.059 pesos por litro, ahora se paga alrededor de 1.048 pesos, mientras que el gasoil grado 2 bajó de 1.084 a 1.062 pesos. ¡Un ahorro de hasta 20 pesos por tanque de 50 litros que, aunque pequeño, sabe a gloria!
La sorpresa no termina ahí. Shell, Axion y Puma, las grandes competidoras, ya confirmaron que seguirán el ejemplo de YPF, prometiendo ajustar sus precios en las próximas horas. Esto podría traducirse en un alivio generalizado, aunque los detalles aún se están definiendo. La decisión llega en un momento crítico, con las ventas de combustibles cayendo un 9,2% interanual en agosto de 2024, según la consultora Politikon Chaco, y un retroceso del 3,4% respecto a julio. Los estacioneros, hartos de ver colas menguantes, ven en esta baja una oportunidad para recuperar clientes. “La gente dejó de cargar por los precios, esto puede ser un respiro”, comentó un dueño de estación en Córdoba, mientras los conductores celebran en redes sociales con memes y gritos de alegría.
Pero no todo es fiesta. Expertos advierten que el impacto podría ser efímero si el precio del petróleo rebota o si el Gobierno sigue ajustando impuestos. Desde 2023, los combustibles subieron un 340% en Buenos Aires, superando la inflación interanual del 236%, y esta baja del 4% apenas araña esa montaña de aumentos. Además, la recesión y la menor demanda podrían presionar a las petroleras a buscar nuevos ajustes si las ventas no repuntan. “¿Es esto un alivio real o un espejismo?”, se pregunta un analista económico en TN, mientras el público debate si confiar o no en esta tregua.
El Gobierno, por su parte, observa de cerca. Con la inflación como enemigo principal, esta baja podría ser una señal de desinflación, pero también un riesgo si las petroleras trasladan costos futuros. Mientras tanto, en las rutas y ciudades, el sonido de las bombas de combustible vuelve a sonar con esperanza. ¿Será este el principio de una tendencia bajista o solo un respiro en la tormenta económica? Argentina contiene el aliento, esperando que el tanque no vuelva a vaciarse de buenas noticias.