El 1 de mayo de 2025, el Día Internacional del Trabajo, el mundo se vistió de pancartas y consignas. En casi 1.000 ciudades, según The Guardian, decenas de miles de personas marcharon para defender los derechos de los trabajadores y los inmigrantes, con un blanco común: las políticas de Donald Trump y lo que los organizadores llaman “multimillonarios codiciosos”. En un planeta donde la desigualdad parece ser el único crecimiento sostenido, estas protestas trajeron un destello de esperanza, aunque no sin un dejo de ironía sobre las promesas de cambio que rara vez llegan.
En Estados Unidos, las manifestaciones se extendieron desde Los Ángeles hasta Nueva York, pasando por Filadelfia y Phoenix. En Nueva York, un manifestante sostenía una copia de la Constitución estadounidense mientras gritaba por el “estado de derecho”, según AP News. En Los Ángeles, una coalición de grupos arrancó el día con un mitin matutino, seguido de una marcha que mostró solidaridad con los trabajadores e inmigrantes de la ciudad. Aunque la participación fue menor que en las protestas de abril —el 5 y el 19 de abril millones salieron a las calles—, los organizadores estimaron que decenas de miles se sumaron a pesar de ser un día laboral. “Hoy, en el Día Internacional del Trabajo, estamos unidos”, dijo un activista identificado como Ramírez en The Guardian. “Estamos unidos porque entendemos que este presidente quiere silenciarnos, dividirnos, enfrentarnos”. Palabras que suenan a esperanza, pero también a déjà vu.
En Argentina, la previa al Día del Trabajo también dejó su marca. El 30 de abril, los principales sindicatos de Buenos Aires salieron a protestar contra las políticas de austeridad de Javier Milei, mientras rendían homenaje al fallecido Papa Francisco, según AP News. Las calles porteñas vibraron con cánticos y banderas, un recordatorio de que la lucha obrera no distingue fronteras, aunque los gobiernos sí lo hagan. En Berlín, los manifestantes llevaron la creatividad al límite: construyeron un cohete falso para “enviar a Musk, Milei y Merz a Marte”, en referencia a Elon Musk, Milei y el probable próximo canciller alemán, Friedrich Merz, reportó CBS News. Una idea que, admitámoslo, no suena del todo mal.
Las protestas no se limitaron a un solo continente. En Tokio, los manifestantes marcharon con carteles que tachaban a Trump, rechazando un Japón “subyugado a Estados Unidos”, según CBS News. En Atenas, las calles se llenaron de pancartas que pedían justicia social. Lo que une a estas voces es un anhelo colectivo por un mundo más equitativo, donde los trabajadores no sean peones en el tablero de los magnates. Y aunque el camino parece largo, la energía de estas marchas sugiere que la lucha está lejos de apagarse.
Claro que no faltan los escépticos. Trump, en su primer discurso tras 100 días en el cargo, prometió una “revitalización económica” que, según CBS News, aún no se ve. Mientras tanto, los manifestantes siguen gritando, los sindicatos se organizan, y el mundo recuerda que la solidaridad puede ser más fuerte que cualquier tarifa o decreto. Quizás, solo quizás, este 1 de mayo sea el inicio de algo grande. O tal vez sea otro capítulo en la eterna saga de “promesas rotas, edición global”.