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Milei Reestructura el Gabinete con Bisturí: ¿Orden o Caos en la Casa Rosada?

En un movimiento que sacudió los cimientos de la política argentina, el presidente Javier Milei ha desatado una oleada de despidos en el Ejecutivo, con más de 140 secretarios y directores de primera línea relevados en las últimas semanas, según informó La Nación el 2 de mayo de 2025. Entre las bajas más resonantes de las últimas 24 horas se encuentra Franco Mogetta, secretario de Transporte, cuya salida fue confirmada ayer por la tarde. Este recambio masivo, que el Gobierno presenta como una “optimización” de la gestión, despierta tanto aplausos de los defensores de la eficiencia como cejas arqueadas entre quienes ven un Ejecutivo tambaleante, incapaz de sostener su estructura.

El desplazamiento de Mogetta, reportado por La Nación el 1 de mayo de 2025, se suma a una lista creciente de funcionarios que han abandonado el barco libertario. “El Gobierno ya echó a más de una docena de funcionarios de primera línea”, señaló el medio, destacando que la purga no discrimina entre áreas: Transporte, Energía, y hasta sectores sensibles como Seguridad han visto rodar cabezas. La justificación oficial, según fuentes cercanas al Ejecutivo, es clara: “Estamos eliminando redundancias y alineando el equipo con los objetivos de libertad económica”. Sin embargo, el tono esperanzador del discurso oficial no logra disipar las dudas sobre la estabilidad interna.

El contexto no podría ser más delicado. Argentina negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un paquete de ayuda para reforzar las reservas, que, según datos de Ámbito del 1 de mayo de 2025, continúan en niveles críticos. En este escenario, la reestructuración del Gabinete podría interpretarse como un intento de Milei de proyectar control y decisión. “La gestión actual demuestra que el camino de la libertad económica y la responsabilidad fiscal es la vía para reducir la pobreza a largo plazo”, afirmó la Oficina de la Presidencia en un comunicado reciente, citado por BBC News Mundo el 1 de abril de 2025, aunque referido a la baja de la pobreza en 2024. Este mensaje, reciclado en los últimos días, busca capitalizar el optimismo de los indicadores económicos recientes, como la inflación de enero 2025, que cayó al 2,2% según el INDEC, la más baja desde la asunción de Milei.

Pero no todo es color de rosa. La salida de figuras clave como Mogetta, quien había sido elogiado por su trabajo en la modernización del transporte público, genera interrogantes. ¿Quién llenará estos vacíos? ¿Están los reemplazos a la altura de un país que, según Infobae del 1 de mayo de 2025, aún lidia con un 38,1% de pobreza, aunque reducido desde el 41,7% del gobierno anterior? Los críticos, como la diputada Sabrina Selva de Unión por la Patria, no tardaron en alzar la voz. “Francos desnudó que los únicos que tienen que dar explicaciones son Javier y Karina Milei”, disparó Selva en una entrevista con CNN Español el 30 de abril de 2025, apuntando a una supuesta opacidad en las decisiones del Ejecutivo.

El toque sarcástico no puede faltar: mientras Milei promete un Estado “mínimo y eficiente”, la realidad parece un reality show de eliminación, con funcionarios entrando y saliendo de la Casa Rosada como concursantes de un programa de telerrealidad. Sin embargo, hay un destello de esperanza. La reestructuración, si se ejecuta con precisión, podría alinear al Gobierno con una visión más coherente, algo que los mercados y el FMI observan con lupa. “Es la primera vez que se le toca el timbre al FMI, no con una economía prendida fuego, sino creciendo”, comentó el economista Ramiro Castiñeira en CNN Español el 30 de abril de 2025, sugiriendo que Argentina podría estar en un punto de inflexión.

Aun así, el camino es resbaladizo. La purga de funcionarios, aunque vendida como una limpieza necesaria, podría desestabilizar la gestión en un momento donde la cohesión es vital. El INDEC reportó que una familia tipo necesitó $1.100.267 en marzo de 2025 para no ser pobre, un recordatorio de que los malabares económicos siguen siendo el pan de cada día para millones. Milei, con su bisturí en mano, parece decidido a cortar todo lo que considere superfluo, pero la pregunta persiste: ¿está operando con la precisión de un cirujano o con la temeridad de un aprendiz?

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