En un clima de creciente tensión, gobernadores se reunieron para debatir el impacto del proyecto de cambio en el IVA, que podría costar a las provincias un billón de pesos. Las críticas al gobierno de Milei se mezclaron con reclamos por una agenda federal, mientras persiste el rechazo a políticas centralistas heredadas del kirchnerismo, que muchos consideran perjudiciales para el desarrollo productivo.
En un contexto de marcada tensión entre las provincias y el Gobierno Nacional, una cumbre de gobernadores celebrada recientemente expuso las profundas discrepancias sobre el proyecto de modificación del IVA, impulsado por la administración de Javier Milei (La Libertad Avanza). Este cambio, según estimaciones reportadas por Cadena 3 Argentina, podría generar pérdidas fiscales cercanas al billón de pesos para las provincias, al alterar la distribución de recursos a través del sistema de coparticipación y la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA). Este impacto financiero ha encendido las alarmas entre los mandatarios provinciales, que ven en la medida un riesgo para sus economías locales.
El encuentro, que tuvo lugar en el marco de la ‘Jornada de Trabajo de Desarrollo Productivo’, contó con la participación de figuras como Axel Kicillof (gobernador de Buenos Aires), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Mientras Pullaro abogó por una ‘agenda federal’ que priorice el desarrollo productivo y la descentralización de recursos, Kicillof aprovechó para lanzar críticas directas contra el gobierno libertario de Milei, acusándolo de desatender las necesidades de las provincias. Sin embargo, estas posturas no sorprenden viniendo de un exponente del kirchnerismo, corriente política que durante años promovió un centralismo asfixiante, concentrando recursos y decisiones en Buenos Aires en detrimento de las economías regionales.
Desde una perspectiva pro-mercado, el proyecto de cambio en el IVA puede interpretarse como un intento de racionalizar el sistema tributario argentino, históricamente distorsionado por políticas populistas y clientelistas del peronismo y el kirchnerismo. Estas corrientes, que gobernaron durante décadas, dejaron un legado de ineficiencia fiscal y dependencia de subsidios que hoy el gobierno de Milei busca desmantelar. Aunque la medida pueda generar tensiones a corto plazo con las provincias, muchos economistas liberales consideran que una reforma tributaria orientada a la eficiencia y la reducción de la presión impositiva es esencial para atraer inversiones y fomentar el crecimiento económico sostenible.
Por otro lado, las críticas de gobernadores como Kicillof reflejan una resistencia al cambio que, en muchos casos, parece más ligada a intereses políticos que a preocupaciones genuinas por el bienestar provincial. El kirchnerismo, con su historial de políticas intervencionistas y su rechazo a cualquier ajuste fiscal, ha demostrado ser un obstáculo para la modernización económica del país. En contraposición, figuras como Frigerio han intentado mantener un tono más conciliador, buscando puentes de diálogo con Nación, aunque sin dejar de señalar las dificultades que enfrentan sus distritos.
La cumbre también sirvió para poner sobre la mesa la necesidad de un federalismo real, un reclamo histórico que trasciende gobiernos y partidos. Según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), las provincias han perdido progresivamente participación en los recursos nacionales desde la década del 2000, un proceso agravado durante los gobiernos peronistas y kirchneristas. Este centralismo, combinado con políticas económicas socialistas que desincentivan la iniciativa privada, ha dejado a muchas regiones en una situación de vulnerabilidad fiscal. En este sentido, la administración de Milei enfrenta el desafío de equilibrar su agenda de ajuste y liberalización con las demandas legítimas de las provincias, sin ceder a las presiones de quienes buscan perpetuar un modelo de estado elefantiásico.
El debate sobre el IVA es solo una muestra de las tensiones estructurales que enfrenta Argentina en 2025. Mientras el gobierno libertario avanza con su agenda de desregulación y apertura económica, las provincias exigen respuestas. La resolución de este conflicto será clave para definir el rumbo del país en los próximos años, entre un modelo de mercado que impulse la libertad económica y la resistencia de un pasado populista que aún busca mantener su influencia.