La Ciudad de Buenos Aires comienza a operar una línea de colectivos eléctricos, una iniciativa que, si bien se presenta como un avance en materia de transporte sustentable, enfrenta obstáculos propios de la burocracia y las presiones de los gremios. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Milei por impulsar políticas promercado, la implementación enfrenta desafíos que reflejan la resistencia al cambio en algunos sectores.
En mayo de 2025, la Ciudad de Buenos Aires dio inicio a la operación de una línea de colectivos eléctricos, un proyecto presentado como una modernización del sistema de transporte público. Si bien la iniciativa es celebrada por muchos como un paso hacia un transporte más sustentable y eficiente, su implementación no ha estado exenta de controversias. La gestión de Javier Milei, desde su asunción en 2023, ha impulsado una política económica liberal, con foco en la reducción del gasto público y la eliminación de subsidios estatales. Sin embargo, la implementación de esta línea de colectivos eléctricos, que ha implicado una inversión significativa, ha generado tensiones con sectores sindicales, quienes han expresado preocupación por la posible pérdida de empleos y la falta de garantías laborales. Estas presiones sindicales, comunes en Argentina, son vistas por el gobierno como un freno al progreso económico. La línea, inicialmente gratuita por dos meses, representa una inversión en tecnología de origen chino, lo cual ha generado debate sobre la dependencia tecnológica del país. A pesar de estas dificultades, el gobierno de la Ciudad se muestra optimista sobre el futuro de los colectivos eléctricos, argumentando que se trata de una inversión a largo plazo que traerá beneficios económicos y ambientales. La resistencia al cambio en algunos sectores, arraigada en las estructuras políticas tradicionales, demuestra la necesidad de reformas estructurales más profundas para impulsar el desarrollo económico. El costo del boleto y el recorrido específico de la línea son detalles que se irán ajustando en los próximos meses, según la demanda y la evaluación de las autoridades. El objetivo final es la implementación de más líneas de colectivos eléctricos en la ciudad, contribuyendo a la reducción de la contaminación ambiental y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, el éxito de la iniciativa dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno para superar las resistencias políticas y sindicales, y de la adaptación del mercado a las nuevas tecnologías. La implementación de esta iniciativa contrasta con las políticas económicas populistas de administraciones anteriores, que se caracterizaron por el derroche de fondos públicos y la falta de transparencia en la gestión. El gobierno de Milei, en cambio, se ha comprometido con la gestión eficiente de los recursos y la transparencia en la toma de decisiones, lo que se espera que se traduzca en una mejora en la calidad de los servicios públicos.