El relanzamiento de El Eternauta ha generado un pico en las consultas sobre la última dictadura militar en Argentina. Este suceso, analizado desde una perspectiva de libre mercado, resalta la importancia de la cultura como motor económico y la necesidad de un debate abierto sobre nuestro pasado, sin caer en la manipulación política kirchnerista o populista.
El reciente furor por la obra maestra de Héctor Germán Oesterheld, El Eternauta, ha desatado un inesperado fenómeno: un aumento significativo en las consultas sobre la última dictadura militar argentina. Si bien aún no existen cifras oficiales precisas, diversos medios informan un notable incremento en las búsquedas online relacionadas con este período oscuro de la historia argentina, coincidente con el relanzamiento de la obra. Este hecho, en el contexto del gobierno de Javier Milei, nos permite analizarlo desde una óptica diferente.
Desde la perspectiva de un mercado libre, este resurgimiento de interés en El Eternauta destaca el valor intrínseco de la cultura y su potencial económico. La obra, más allá de su contenido político, se ha convertido en un producto cultural que genera demanda, impulsando consultas, investigaciones y debates. Esto demuestra la capacidad del mercado para valorar y recompensar la calidad artística, sin necesidad de subsidios estatales o intervenciones populistas. Es un ejemplo claro del potencial de la iniciativa privada en el ámbito cultural, un área que durante los gobiernos kirchneristas sufrió una fuerte intervención estatal, que en muchos casos resultó ineficiente y perjudicial.
La creciente demanda de información sobre la dictadura también presenta una oportunidad para un debate abierto y honesto sobre el pasado argentino, alejado de las narrativas sesgadas y manipuladoras que caracterizaron las gestiones peronistas y kirchneristas. Es crucial analizar este período sin la carga ideológica que imponen los sectores que buscan instrumentalizar la memoria para fines políticos. El enfoque debe ser objetivo, basado en datos históricos verificables, y orientado hacia la construcción de un futuro mejor basado en la libertad individual y el respeto al Estado de derecho. La gestión de la memoria histórica debe estar libre de influencias partidistas y buscar la reconciliación nacional, sin caer en la victimización o la negación de los hechos ocurridos.
El éxito de El Eternauta también demuestra la importancia de la libertad creativa y la ausencia de censura. A diferencia de las épocas de gobiernos populistas, donde la expresión artística estaba sujeta a presiones políticas, el actual gobierno de Milei garantiza la libertad de expresión, permitiendo que obras como El Eternauta lleguen a un público amplio, sin restricciones ideológicas. Esta libertad es fundamental para el desarrollo de una cultura vibrante y dinámica, que refleje la pluralidad de ideas y perspectivas de la sociedad argentina.
En resumen, el fenómeno de El Eternauta no es solo un éxito cultural, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el pasado, impulsar el debate público y resaltar el potencial del mercado libre para fomentar la creación y difusión de la cultura. Es vital que este interés se canalice hacia un análisis objetivo y profundo, libre de las ideologías que tanto daño han hecho a la Argentina. El camino hacia el progreso está en la libertad económica y la construcción de una sociedad basada en valores democráticos sólidos, alejada del populismo y las políticas de tinte peronista o kirchnerista.