A 50 años del fallecimiento de Aníbal Troilo, recordamos la vida y obra de este ícono del tango argentino. Desde sus humildes comienzos hasta su consagración como Bandoneón Mayor de Buenos Aires, repasamos la trayectoria de un artista que trascendió generaciones. Su influencia en la música y la cultura argentina es innegable, dejando un legado que perdura hasta hoy.
El mito Pichuco: 50 años de ausencia, una leyenda eterna
El 18 de mayo de 1975, Argentina perdía a uno de sus más grandes artistas: Aníbal Troilo, conocido cariñosamente como Pichuco. A 50 años de su partida, su música sigue resonando con la misma intensidad que en sus épocas de esplendor. Su legado trasciende generaciones, consolidándolo como un referente indiscutible del tango.
Troilo, un virtuoso del bandoneón, comenzó su carrera musical en una orquesta de señoritas, un dato curioso que contrasta con la imagen imponente del Bandoneón Mayor de Buenos Aires que llegaría a ser. Su talento innato y su perseverancia lo llevaron a las cimas del tango, convirtiéndose en un símbolo de la cultura argentina.
Un recorrido por la vida y obra de un genio
Desde sus inicios en la década de 1930, Pichuco forjó una carrera excepcional, dejando una marca indeleble en la historia del tango. Su colaboración con grandes figuras como Francisco Canaro y Horacio Salgán, entre otros, enriquecieron su estilo único, caracterizado por su sensibilidad y virtuosismo.
Su orquesta, considerada una de las mejores de la historia del tango, se convirtió en una escuela para músicos de renombre. La calidad de sus arreglos y la maestría de sus interpretaciones lo colocaron en un lugar privilegiado en el panorama musical mundial. Sus temas, como “Sur”, “Quejas de Bandoneón” y “Malena”, son clásicos que perduran en el tiempo, representando la esencia misma del tango.
Más allá de la música: un legado cultural
La influencia de Pichuco se extiende más allá de la música. Su figura trascendió las fronteras, convirtiéndose en un símbolo de la identidad argentina. Su estilo elegante y su personalidad carismática lo convirtieron en un ícono popular, admirado por generaciones de argentinos. La demolición de su casa natal, a pesar de su protección histórica, es un triste ejemplo del descuido de nuestro patrimonio cultural. Es crucial valorar y preservar la memoria de figuras como Aníbal Troilo para mantener viva la llama de nuestra cultura.
La familia Troilo aún conserva la ilusión de reconstruir la casa natal, un símbolo de la historia del tango. La memoria de Pichuco, sin embargo, permanece intacta, grabada en la música que sigue cautivando a millones de personas en todo el mundo.
El recuerdo de José Colángelo, su último pianista
El recuerdo de Pichuco se mantiene vivo gracias a figuras como José Colángelo, su último pianista, quien contribuyó significativamente a la grandeza de la orquesta. Sus testimonios y anécdotas nos permiten acercarnos a la figura humana de Aníbal Troilo, más allá del mito.
A 50 años de su muerte, la figura de Aníbal Troilo sigue siendo un faro que ilumina el camino del tango. Su música, su talento y su legado perduran, inspirando a nuevas generaciones de artistas y conservando la esencia de un género inigualable.