La devastación continúa en Gaza con un nuevo ataque que dejó al menos 30 víctimas mortales, elevando la cuenta total a casi 60.000 personas. Los palestinos sufren una crisis humanitaria profunda mientras las conversaciones diplomáticas avanzan lentamente.
El conflicto en el Oriente Próximo ha alcanzado niveles de inhumanidad alarmantes, con un incremento dramático en bajas civiles que ya suman más de 58.000 muertos en Gaza.
Según datos verificados y reportajes internacionales como los publicados por DW y EL PAÍS el jueves 13 de julio de 2025, la cantidad de personas fallecidas se acerca peligrosamente a las 60.000. Este número representa una escalada desproporcionada en violencia que cuestiona seriamente los límites éticos establecidos.
La devastación no ha cesado: un ataque israelí reciente, según informes detallados de Infobae y Cadena 3 Argentina del mismo día 13/07/2025, resultó en al menos 30 víctimas mortales en una instalación de abastecimiento de agua central. La crueldad de bombardear un punto donde personas inocentes esperaban acceso a recursos básicos es inaceptable y merece condena internacional.
Además, el jueves por la noche (13/07/2025) las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) llevaron a cabo ataques aéreos que causaron la muerte de otros 19 palestinos en distintos puntos de la Franja, según reportajes completos.
La situación humanitaria es desesperada. Los servicios básicos como agua y electricidad se han visto severamente afectados por estos ataques indiscriminados. Es importante notar que los ataques no solo están matando indiscriminadamente a civiles, sino que también están destruyendo la infraestructura necesaria para la supervivencia.
La diplomacia parece incapaz de detener esta escalada de violencia. Mientras tanto, en el centro de Gaza, un ataque similar dejó decenas de muertos esperando agua potable en una instalación que se convirtió en un campo de minas mortal. Esta práctica no solo es cruel sino que también tiene consecuencias legales graves.
El número de víctimas civiles continúa creciendo a un ritmo desalentador, con especialistas alertando sobre la gravedad ética y jurídica de estas acciones. Es evidente que los ataques contra infraestructura civil no solo están afectando vidas humanas, sino también el ecosistema básico del área.
Los líderes internacionales deben actuar urgentemente para imponer sanciones más severas y exigir un alto el fuego inmediato. La respuesta global hasta ahora ha sido insuficiente frente a esta escalada de crímenes de guerra.
