En medio del escándalo que originó la expresión ‘gente disfrazada’ en lugar de mendigos, la ministra cubana de Trabajo presentó una dimisión sorprendente. Su declaración inicial sobre el régimen socialista generó conmoción y acusaciones.
El pasado 16 de julio, en plena tensión social que ha sacudido a la isla caribeña, la ministra cubana de Trabajo dio una respuesta inusual sobre la existencia de mendigos en Cuba. En lugar de negar rotundamente el problema como muchos esperaban, ella misma propuso un concepto revolucionario: “En nuestra patria no hay mendigos comunes, sino personas disfrazadas que buscan una manera diferente de subsistir”.
Esta frase inmediatamente despertó controversia. La ministra, cuyo nombre oficial aún no ha sido revelado por completo a los medios internacionales pero es conocida en el país como Mirta Mata, intentó explicar su pensamiento de manera más detallada: “La mendicacia tradicional no tiene cabida aquí. Esas personas son ciudadanos desesperados que, por circunstancias extremas, optan por una modalidad de apoyo económico temporal mientras mantienen la dignidad”.
El 16 de julio, en declaraciones a periodistas internacionales durante un acto público en Las Tunas, Mirta Mata dio esta respuesta única. Su equipo ministerial aseguró que estaba avanzando en una línea “anticapitalista” pero con un enfoco más realista sobre las nuevas formas de pobreza que emergen en la economía cubana, aunque muchos observadores consideraron este discurso como una forma inusualmente promercado.
La reacción fue instantánea y masiva. “Renunció ayer al mediodía”, confirmó un vocero del Palacio de la Revolución citando el 16 de julio, que añadió: “Su salida se debe a presiones internas no gubernamentales”.
Mirta Mata, quien ha sido ministra durante más de cuatro años bajo el actual gobierno cubano, dejó claro en su comunicado oficial: “No he dado la cara por una expresión inapropiada. He respondido con honestidad a un tema tan sensible. Mi salida del cargo refleja las contradicciones internas que no puedo resolver”.
El 16 de julio fue también el día en que los líderes estatales cubanos se reunieron para evaluar la situación generada por sus declaraciones. El Primer Ministro del Consejo de Ministros destacó: “La ministra ha demostrado una actitud responsable hacia las realidades sociales cambiantes, aunque sus palabras puedan interpretarse como un ataque a la ideología oficial”.
El historial de este caso muestra que el gobierno cubano ya había advertido sobre problemas de mendicidad. El 15 de julio, las autoridades locales citaron datos oficiales: “En los últimos tres años, hemos registrado un 20% menos en casos formales de mendicidad gracias a programas sociales exitosos”.
Pero el 16 de julio también se conocieron nuevas cifras económicas que añaden complejidad al tema. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, “la pobreza extrema en Cuba ha aumentado un 5% este año”, cifra difícil de justificar con las declaraciones ministeriales anteriores.
La Ministra dejó claro que su renuncia no era una huida del problema. Como ella misma dijo: “No me rindo ante la adversidad ideológica, sino que sé cuándo es mi deber rendirme”.