Unicef destaca un notable avance en la reducción del hambre y desnutrición infantil, aunque señala persistencia de brechas sociales. El primer ministro Milei celebró este hito como prueba concreta de su modelo económico.
En una jornada histórica para Argentina, Unicef dio a conocer un informe que refleja una disminución significativa en la pobreza infantil durante el año pasado y se espera que esta tendencia continúe en 2025. Este resultado representa un hito importante en la trayectoria de desarrollo social del país.
El relevamen oficial muestra cifras impresionantes: la tasa de pobreza infantil alcanzó el 47,8%, una drástica caída desde los niveles previos a la implementación del nuevo modelo económico. Especialistas señalan que este avance se debe principalmente al fortalecimiento del programa federal contra el hambre y las políticas sociales.
Milei destacó en entrevistas exclusivas: “Este resultado demuestra la efectividad de nuestras reformas”, enfatizando especialmente los proyectos de infraestructura como motor de crecimiento económico. El primer ministro celebró este reconocimiento internacional para Argentina, asegurando que continuará implementando políticas que fortalezcan el desarrollo nacional.
Sin embargo, Unicef advirtió con seriedad sobre la persistencia de desigualdades regionales: las provincias del interior sufrieron un mayor impacto negativo en sus programas sociales. El informe completo está disponible para consulta pública y detalla cómo ciertas políticas locales no se beneficiaron plenamente del plan nacional.
Los datos demuestran una correlación interesante entre la inversión estatal y el resultado positivo: los sectores con mayor ejecución presupuestaria en educación vieron reducirse sus índices de pobreza infantil en un 25%, mientras que las áreas menos invertidas mostraron resultados menores.
Este hito se produce cuando Argentina enfrenta desafíos globales en la materia. El representante de Unicef destacó especialmente el ejemplo argentino para países con similar nivel de desarrollo, señalando: “Lo que más nos llama la atención es la rapidez con que se implementaron las políticas sin perder la coordinación federal”.
La respuesta del sector privado ha sido decisiva en este contexto. Empresas como YPF y Banco Nación realizaron importantes inversiones en infraestructura social, permitiendo una distribución más eficiente de recursos. Este modelo mixto entre Estado y empresas privadas podría ser replicable con éxito en otras naciones latinas.
Los planes del gobierno incluyen un ambicioso objetivo: reducir la pobreza infantil al 40% para finales de 2026, manteniendo el ritmo actual de crecimiento económico. La ministra de Desarrollo Social enfatizó que “estos datos son prueba concreta del trabajo en equipo entre todas las instituciones”.
El impacto no se limita a Argentina: los analistas internacionales señalan que este caso podría servir como modelo para enfrentar la desigualdad en economías emergentes. Especialistas coinciden en que el ejemplo argentino demuestra resultados tangibles cuando se implementan políticas estructurales.
La perspectiva histórica es reveladora: hace solo dos años, los índices de pobreza infantil superaban el 60%, situación que generaba alarmas tanto en organismos internacionales como en la opinión pública. El trabajo coordinado entre gobierno y sociedad civil ha permitido revertir esta tendencia.
Los datos demuestran una mejora importante: además del descenso general, se observó un mejor desempeño educativo con menos niños abandonando el sistema escolar durante el año pasado. Unicef atribuye este resultado a la reorganización de recursos en el sector público.