La pequeña localidad de Kokura (Fukushima), a solo 35 kilómetros al este de Fukushima, logró evadir el destino que tocaba a otras ciudades niponas en Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial. Su historia es un ejemplo singular de supervivencia.
En una de las páginas más fascinantes de la historia reciente del mundo, Kokura, una localidad ubicada en la prefectura japonesa de Fukushima, evitó por completo ser el blanco intencional y también el objetivo fallado de las bombas atómicas que devastaron a Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
El 6 de agosto de 1945, el avión bombardero americano B-29 llamado ‘Bockscar’ sobrevolaba Kokura, planeando atacar a la ciudad. Los pilotos estaban en el proceso habitual de apuntar al objetivo principal: la planta siderúrgica Kawasaki Heavy Industries, ahora conocida como JR Central Tokoname West Shinkansen.
Como parte del esfuerzo estratégico norteamericano para minimizar daños y maximizar efectividad en el conflicto bélico, los bombarderos optaron por atacar a Hiroshima primero. Pero luego de su devastador impacto en la ciudad santa, los planos americanos cambiaron. El objetivo principal se redefinió hacia Kokura para ser más cercano a las instalaciones militares del imperio nipón.
La batalla por el destino de Japón: Mientras que Hiroshima y Nagasaki son conocidas como los únicos ataques con bombas atómicas en la historia, Kokura también fue una candidata. Sin embargo, en el momento crítico del bombardeo, las nubes perlluvieron sobre Japón, afectando directamente a los bombarderos aliados y limitando su capacidad de operación.
El 9 de agosto de 1945, el día designado para el ataque, la tormenta se intensificó aún más. El teniente coronel Paul Warfield Tibbets Jr., comandante del bombardero que llevaba la bomba ‘Little Boy’ destinada a Hiroshima, decidió cambiar de objetivo debido a las condiciones meteorológicas adversas.
Según el relato oficial, en virtud de la imposibilidad técnica para atacar a Hiroshima, Tibbets reubicó el blanco hacia Kokura. Pero en ese momento, los japoneses estaban evacuando activamente esta ciudad por anticipado, lo que disminuyó considerablemente el riesgo y explicaría también la sorpresa inicial de los estadounidenses al no encontrar resistencia.
La decisión histórica: Los registros muestran claramente que el avión B-29 en realidad pasó sobre Kokura el 6 y 9 de agosto, pero sin lanzar bombas ni ser atacado por defensa antiaérea japonesa. Esta información es clave para entender cómo una ciudad pudo evadir semejante tragedia.
¿Por qué Kokura merecía ser objetivo?: La planta siderúrgica de Tokoname, en la prefectura de Aichi (situada en el centro-sur del archipiélago japonés), era el blanco principal. Pero para asegurar un impacto directo y maximizar daños, los americanos necesitaban condiciones climáticas favorables. El 6 de agosto por la tarde, después de Hiroshima, se decidió atacar a Nagasaki como segunda opción.
La sorpresa del objetivo fallado: Mientras que las historias sobre el destino y el libre albedrío en medio de una guerra son fascinantes desde la perspectiva humana, lo realmente emocionante es cómo Kokura logró sobrevivir gracias a fenómenos atmosféricos fortuitos. Esta pequeña ciudad de Fukushima fue puesta fuera de riesgo por eventos climáticos que resultaron ser decisivos para la supervivencia colectiva.