En los años 90 surgió la historia de que Donald Trump habría buscado a Emma Thompson como ‘buena divorciada’. La anécdota generó debate sobre la relación entre poder y fama en la capital de Estados Unidos.
Los rumores que circulan desde la década de los noventa afirman que Donald Trump, entonces magnate inmobiliario y futuro empresario del entretenimiento, habría intentado contactar a la actriz británica Emma Thompson con la frase buscaba una buena divorciada. Esta historia se popularizó en medios de comunicación y redes sociales, generando curiosidad entre lectores que no podían distinguir entre hechos y especulación.
Durante ese período Trump consolidaba su imperio con propiedades en Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos. Su presencia mediática pasaba por apariciones en revistas de moda y en televisión, aunque su primer programa de éxito, The Apprentice, aparecería años después. La especulación de una relación con una actriz de Hollywood como Thompson encaja en el patrón de los rumores que rodean a los magnates de la industria cuando intentan aumentar su influencia social.
La llamada habría ocurrido en 1997, año en que la actriz estaba entre sus 35 y 36 años de edad. Thompson habría estado en un proceso de separación de su esposo de origen estadounidense, aunque no se dispone de registros públicos que confirmen la fecha exacta del divorcio. Los informes no presentan documentación que verifique el supuesto contacto y la frase mencionada por Trump se basa solo en fuentes anónimas sin respaldo documental.
El hecho que no haya pruebas concluyentes hace que la historia permanezca en el ámbito de la especulación. Sin embargo, en las redes sociales la cifra de menciones de la frase aumentó de forma exponencial durante los primeros días de su circulación, reflejando la rapidez con la que se forman narrativas sensacionalistas sobre figuras públicas.
Este relato alimentó el debate sobre el trato de las mujeres en posiciones de influencia o que atraen la atención de figuras de poder. Trump ha sido criticado por su comportamiento hacia las mujeres en la industria del entretenimiento, y el caso de Thompson representa una pieza más del rompecabezas que explica cómo el poder puede influir en las relaciones personales y profesionales.
En conclusión, la historia de la llamada permanece sin confirmación documental y sigue siendo un tema de interés público que demuestra la tendencia a crear historias que mezclan realidad y rumor cuando el protagonismo involucra a personajes con alto perfil mediático.