La intensa ola de calor de agosto 2025 ha provocado alertas climáticas de nivel tres en toda Europa, incendios que arrasan bosques y ciudades y un escenario de alarma pública.
Una ola de calor sin precedentes asola el continente
La última ola de calor que comenzó a finales de agosto del 2025 ya se ha convertido en el tema dominante de los medios en toda Europa. Los paneles meteorológicos de la Unión Europea han registrado temperaturas superiores a los cuarenta grados en naciones que normalmente están en climatología templada, lo que ha activado alertas de nivel tres y en algunos lugares el nivel más alto, en relación con el riesgo de incendios.
Incendios que arrasan bosques y ciudades
En España, los bosques de la región andaluza y la frontera con Portugal ya han perdido millas cuadradas de vegetación. En la capital se encontraron llamas en la zona de las Puertas de Madrid, situadas en la vecindad de Chamartín; el fuego alcanzó la cerca de viviendas y provocó evacuaciones inmediatas. En Francia, la provincia de Provenza se ve afectada de manera similar, con varios incendios en los viñedos y en la región de los Alpes.
Alertas y medidas de emergencia
El Servicio Meteorológico Nacional de España emitió alertas de nivel tres el 12 y 13 de agosto, recomendando evitar el uso de quemadores y limitar la actividad al aire libre en la hora del máximo calor. Las autoridades locales han movilizado cientos de oficiales de bomberos y vehículos hidráulicos, y se han declarado zonas de cuarentena donde el acceso se limita a personas autorizadas.
Impacto económico y social
La fuga de temperaturas ha elevado los precios de la energía, la agua y la alimentación en los mercados locales, con un aumento de hasta el 12 % en el coste de la electricidad en la zona sur de Italia. Los agricultores de la zona mediterránea informan pérdidas en cultivos de uvas y cítricos, lo que preocupa a los exportadores a nivel continental.
La Organización Meteorológica Mundial ya ha clasificado la ola de calor del 2025 como la primera de su clase en la era moderna, subrayando la necesidad de una respuesta global en mitigación y adaptación.