El presidente Javier Milei desmantela la Dirección Nacional del INTA y centraliza sus funciones en la presidencia del organismo, siguiendo el rechazo del Congreso. El decreto, firmada el 12 de agosto de 2025, busca acelerar la modernización de la investigación agropecuaria y consolidar la autoridad del presidente del INTA para fortalecer la agricultura nacional.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), pieza clave de la política de desarrollo agrícola de Argentina, se ha visto envuelto en un debate político tras la negativa de la Cámara de Diputados a aprobar su reforma institucional. El 12 de agosto de 2025, el gobierno promulgó un decreto que elimina la antigua Dirección Nacional y concentra todas las funciones del INTA en la presidencia del organismo.
Con esta medida, el presidente del INTA pasa a ser el único responsable de la toma de decisiones estratégicas, la ejecución de programas y la supervisión de la financiación pública.
El decreto ha sido respaldado por sectores que exigen una mayor eficiencia y transparencia en la utilización de los fondos públicos. Según fuentes del Ministerio de Ciencia y Tecnología, la reforma pretende simplificar la estructura administrativa y acelerar los proyectos de investigación sobre semillas, riego y tecnología para la agricultura.
Sin embargo, críticos del gobierno argumentan que la concentración de poder podría generar conflictos de intereses y debilitar la autonomía científica. Se espera que las instituciones académicas y las ONG agrícolas evalúen el impacto de la nueva organización en la próxima fase de los proyectos de investigación.
El Gobierno aseguró que el cambio no alterará las líneas de investigación del INTA, sino que mejorará su capacidad operativa. La dirección de la presidencia afirma que la reforma está alineada con la visión de modernizar la agricultura argentina y fortalecer la competitividad del sector.