Según datos publicados por Infobae el 80 % de los créditos que utilizan los productores para comprar insumos están denominados en dólares, reflejo de la volatilidad cambiaria y la inflación que han alzado los costos de importación. Este escenario se ha mantenido firme en los últimos años, dejando a los agricultores expuestos a riesgos de tipo. La tendencia también se ve respaldada por cifras de otras fuentes.
Contexto y causas
El alza sostenida de la inflación y la histórica devaluación del peso han convertido al dólar en la moneda preferida para financiar insumos agrícolas. Al denominar el crédito en moneda dura, los productores evitan la pérdida de valor que sufriría su inversión si la deuda estuviera en pesos.
Datos relevantes
Según Infobae, 80 % de los créditos otorgados a los cafeleros, ganaderos y pequeños productores para la compra de fertilizantes, semillas y maquinaria se realizan en dólares. Esta cifra se mantiene sobre la misma línea con otras encuestas: 65 % del financiamiento de la campaña agrícola 2024/2025 se tomó en moneda extranjera, y otro reporte de Clarín indica que 80 % de las deudas corresponden a dólares.
Efectos sobre la cadena productiva
La elección del dólar implica que el pago debe efectuarse en la moneda extranjera, lo que obliga al agricultor a generar ingresos en dólares a través de la venta de productos, o a contar con líneas de cambio establecidas. Si el peso continúa depreciándose, el costo real de la deuda aumenta, reduciendo el margen de ganancia.
Adicionalmente, la dependencia de créditos en dólares dificulta la negociación de precios con importadores y puede generar brechas de liquidez cuando el mercado cambiario se estrecha.
Perspectivas a futuro
Con el escenario macroeconómico actual, la tendencia a la financiación en dólares probablemente se mantenga. La expectativa de nuevos ajustes inflacionarios y la continuidad de tasas bajas en mercados internacionales refuerzan la lógica de cubrirse con moneda dura.
Para los productores, se vuelve fundamental gestionar adecuadamente el riesgo cambiario, usando coberturas, contratos de futuros o diversificando fuentes de ingresos.