El reciente debate sobre la persiste superta, la política del Banco Central que mantiene los tipos de interés por encima del 30 %, plantea un riesgo real para el motor de reactivación económica del país. Con inflación en alza y crédito restringido, expertos advierten que la elevada tasa puede frenar el consumo y la inversión que impulsan la recuperación. El panorama está bajo revisión.
Contexto de las supertasas
La superta, un término utilizado en Argentina para referirse a intereses superiores al 30 %, ha sido la pieza central en la política monetaria del Banco Central. Desde mediados de 2024 el organismo ha ajustado el tipo de referencia con el objetivo de controlar la inflación, haciendo de la superta una herramienta clave para frenar el alza de precios.
Impacto en la economía
Consumo
Los altos tipos de interés elevan el costo del crédito. Esto reduce la capacidad de los consumidores para financiar compras, especialmente bienes duraderos y vivienda, y disminuye la demanda agregada. Un descenso sostenido de la demanda interna puede frenar aún más la recuperación tras la caída de la actividad durante la pandemia.
Inversión
Para los inversionistas, la posibilidad de obtener un retorno atractivo se ve empañada por la elevada tasa de interés. El aumento de los costos de financiamiento desalienta nuevas inversiones y dificulta la expansión de las empresas existentes, lo que puede traducirse en menos empleos y menor productividad.
Índices de inflación
La política de superta ha mantenido la inflación en un rango superior al objetivo establecido por el gobierno. Este escenario obliga al Banco Central a seguir elevando los tipos, creando un círculo vicioso que puede resultar en una contracción económica si los ajustes son demasiado agresivos.
Perspectiva futura
Los analistas señalan que el equilibrio entre la inflación y el crecimiento es delicado. Si bien la superta ayuda a controlar el alza de precios, su sostenibilidad depende de factores como la confianza de los inversionistas y la estabilidad política. El gobierno y el Banco Central deberán continuar evaluando la trayectoria de la economía para evitar que la alta tasa siga apagando el motor de reactivación económica.