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La marraqueta boliviana se acorta mientras la inflación se dispara

En Bolivia, el pan favorito de la gente ha estado reduciendo su tamaño mientras su precio se mantiene fijo, convirtiéndose en un símbolo palpable de la crisis económica que enfrenta el país. El hecho subraya la creciente inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los bolivianos.

El fenómeno de la marraqueta se ha convertido en un punto de referencia del debate socioeconómico en Bolivia. Los vendedores de pan locales, sin embargo, afirman que el peso real del producto ha disminuido en los últimos años, a pesar de que el precio en el mercado se mantiene igual. La noticia refleja una realidad que se ha ido observando desde la crisis de 2020, cuando la inflación se disparó y la moneda comenzó a perder valor frente al dólar.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la Unidad Central de Planeamiento, la inflación anual de Bolivia se ha mantenido en torno al 18% durante el último trimestre de 2024, cifra que se incrementa a medida que se acercan los planes de compra de los consumidores. Este aumento en el costo de los productos básicos, como la marraqueta, afecta al 60% de la población que vive cerca del umbral de pobreza.

Una encuesta a 300 hogares que se realizó en enero de 2025 reveló que el 43% de los encuestados percibe que la calidad del pan que compran ha empeorado, con el 37% de la mayoría señalando que las porciones se han vuelto más pequeñas. Al mismo tiempo, el precio típico de una barra de marraqueta se mantiene en el rango de 2,50 a 3,50 bolsos, sin importar la cantidad de peso que contiene.

La situación ha generado debate entre economistas, políticos y consumidores. Un representante del Servicio Nacional de Turismo de Bolivia comentó que “el simbolismo de la marraqueta no es sólo en el precio, sino en la percepción de la vida cotidiana: cada vez es más difícil alcanzar las metas básicas con los salarios actuales”.

El tema ha sido recurrente en los programas de radio y televisión de la nación y también ha sido mencionado en la cobertura internacional de la crisis económica. En una entrevista reciente con la cadena de noticias DW, varios candidatos de la administración han prometido, entre otras medidas, la estabilización de los precios de los alimentos y la reducción de la inflación.

El impacto de la marraqueta en la esfera pública se ha reforzado por el hecho de que los ciudadanos usan este alimento como metáfora de su propia situación económica: un pan que se alarga menos, un dinero que pierde poder. Esto ha llevado a discusiones sobre cómo la crisis ha transformado las formas de consumo y de vida de los bolivianos.

El gobierno tiene planeado implementar una serie de medidas en el próximo presupuesto, incluyendo subsidios a la industria de panadería, con el objetivo de mitigar la carga que la inflación impone a los mercados locales y garantizar que productos básicos como la marraqueta no sigan acortándose.

Mientras tanto, la población sigue observando cómo cada porción de lo que antes era abundante se vuelve cada vez más ajustada. El caso de la marraqueta no sólo representa un cambio físico en el pan, sino también el reflejo de una crisis económica que continúa desarrollándose en Bolivia.

La discusión sigue abierta y se espera que los próximos acontecimientos económicos, tanto internos como internacionales, determinen la rapidez con que se podrá revertir la tendencia actual.

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