Desde la cocina hasta la farmacia, la cúrcuma ha sido reconocida por sus efectos antiinflamatorios. Un médico de la Universidad de Buenos Aires explica cómo la curcumina puede reducir el dolor crónico, respaldada por estudios internacionales. Descubre la dosis recomendada, los beneficios en condiciones como osteoartritis y consejos para usarla de forma segura.
Los secretos antiinflamatorios de la cúrcuma
La curcumina, el componente activo de la cúrcuma, actúa bloqueando la enzima COX‑2 y reduciendo la producción de citocinas inflamatorias como IL‑1β e IL‑6. Estudios de laboratorio muestran que la curcumina inhibe la vía NF‑κB, responsable de la inflamación crónica que provoca dolores musculares, articulares y nerviosos.
Estudios clínicos que respaldan su eficacia
1. Investigación randomizada de 120 pacientes con dolor lumbar crónico que tomaron 500 mg de curcumina al día; resultó en un descenso de 40 % en la escala de dolor después de 8 semanas.
2. Ensayo doble ciego de 96 personas con osteoartritis de rodilla que consumieron 500 mg de curcumina con piperina (hierba de pimienta) dos veces al día; 67 % reportaron mejoría significativa tras 6 meses.
3. Estudio de pacientes con dolor neuropático que recibieron 2000 mg diarios de extracto de curcumina; mejoría en el dolor neuropático de 30 % en comparación con placebo.
Estos datos provienen de revistas como la revista Pain y el Journal of Clinical Nutrition.
Cómo integrar la cúrcuma en tu rutina diaria
La forma más común es el polvo, que se puede añadir a batidos, salsas, currys o leche de coco.
Los suplementos de curcumina estructurados con piperina pueden incrementar la absorción hasta 2000 %.
Dosificación recomendada: 500 mg al día divididos en 2 tomas, desde la mañana hasta la tarde.
La cúrcuma se tolera bien en la mayoría de las personas, aunque algunas pueden sentir molestias gastrointestinales leves. Evita su uso en dosis superiores a 5 g diarios sin supervisión médica.
Cuándo consultar a un profesional
Si tienes enfermedad hepática, úlceras gástricas, alergias a la familia de la cúrcuma o tomas anticoagulantes como warfarina, consulta a tu médico antes de iniciar suplementos. La curcumina puede potenciar el efecto anticoagulante y provocar sangrado.
En caso de dolor persistente que no mejore después de la suplementación, es fundamental acudir a un especialista para descartar causas subyacentes que requieran tratamiento específico.