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Sauna: ¿Qué efectos positivos y riesgos para tu salud?

El sauna, usado en Europa y Asia durante siglos, promete beneficios que van más allá del simple relax. Estudios recientes apuntan a mejoras en la circulación, reducción de dolor muscular y depresión del estrés. Sin embargo, también presenta riesgos que pueden afectar a personas con problemas cardiacos o durante el embarazo. Descubre la evidencia científica, las recomendaciones de uso y las contraindicaciones claves.

Los fundamentos del sauna

El sauna se diferencia por su ambiente seco o húmedo y temperatura que oscila entre los 70°C y 90°C. Su efecto de evaporación del calor provoca una respuesta fisiológica que eleva la frecuencia cardíaca de forma similar a un ejercicio moderado.

Beneficios comprobados

• Mejora la circulación sanguínea, lo que facilita la eliminación de toxinas y aporta oxígeno a los tejidos.
• Reduce la inflamación de músculos y articulaciones, alargando la recuperación post‑entrenamiento.
• Favorece la eliminación de grasa a través de la sudoración profunda, sin perder electrolitos esenciales.
• Actúa como terapia anti‑estrés; la dopamina y la oxitocina se liberan, generando sensación de bienestar.
• Ayuda a la piel al abrir poros y limpiar sebo, reduciendo la aparición de acné leve.

Riesgos y contraindicaciones

• Hipotensión ortostática: personas con presión baja o que se desplazan de manera brusca pueden experimentar mareos.
• Deshidratación: el riesgo es mayor cuando se pasa más de 20 min sin reposición de líquidos.
• Embarazo: el calor excesivo puede afectar al feto, razón por la que se evita en primera y segunda etapa.
• Cirugías recientes: el aumento de la temperatura corporal puede retrasar la cicatrización.
• Problemas cardiacos: se recomienda consulta médica; la carga de trabajo del corazón aumenta un 30‑40%.

Recomendaciones prácticas

• Duración ideal: 10‑15 min en la primera sesión, max 20 min si se tolera la sensación.
• Frecuencia: 2‑3 veces por semana, dejando al menos 48 h de descanso entre sesiones.
• Hidratación: beber 500 ml de agua antes y después del sauna.
• Temperatura: ajustar a 80°C para principiantes, subir 10°C sólo con experiencia.

Conclusión

El sauna es una herramienta efectiva cuando se utiliza con moderación y conocimiento de los riesgos. Su efecto cardiovascular, antiinflamatorio y de bienestar lo convierten en un complemento valioso de estilos de vida activos. No obstante, la población con condiciones médicas específicas debe seguir las indicaciones de un profesional de salud.

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