El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, renuncie a la Crimea y a la adhesión a la OTAN antes de formalizar una paz con Rusia, mientras la ofensiva rusa sigue intensificándose con 574 drones lanzados el 22 de agosto y el anuncio de una reunión entre Putin y Zelensky el 25 de agosto.
El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha anunciado hoy, en la ciudad de Washington, que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky deberá renunciar a la Crimea y a la adhesión a la OTAN como condiciones previas a la firma de un acuerdo de paz con Rusia. Esta exigencia llega en medio de una intensificación de la guerra, cuando el 22 de agosto la armada rusa desplegó 574 drones sobre territorio ucraniano, provocando la muerte de 14 civiles en la región de Sumy.
Tras el ataque, Zelensky convocó una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, programada para el 25 de agosto. El 23 de agosto Trump añadió una nueva capa de presión, imponiendo un plazo a las negociaciones y declarando que EE. UU. no enviaría tropas terrestres a Ucrania, lo que marca una diferencia significativa respecto a los compromisos anteriores.
Mientras tanto, las potencias europeas siguen debatiendo el despliegue de tropas para apoyar a Ucrania. El 21 de agosto los 32 jefes de defensa de la OTAN participaron en un foro en Bruselas, y las delegaciones de Polonia y Hungría anunciaron la movilización de contingentes el 22 de agosto, en respuesta al nuevo ofensivo ruso.
Trump también manifestó públicamente su reticencia a asistir a la cumbre entre Putin y Zelensky, describiendo la reunión como preferiría no asistir. En declaraciones anteriores, criticó el supuesto ataque ruso a una fábrica estadounidense y anunció que podría imponer sanciones a Rusia en las próximas dos semanas.
El canciller ruso, Sergey Lavrov, rechazó la solicitud de Zelensky de acelerar la cumbre, señalando que el proceso diplomático necesita de una mayor preparación y que las exigencias de Trump complican la búsqueda de un acuerdo.
En conjunto, las tensiones geopolíticas seguirán en aumento, y la respuesta de EEUU y la Europa occidental hacia el conflicto será clave para definir el rumbo de la región en los próximos meses.