El síndrome de Guillain‑Barré, descubierto en 1916, es una enfermedad autoinmune que ataca los nervios periféricos y puede llevar a la parálisis. Generalmente se desencadena tras infecciones como Campylobacter jejuni o la gripe, presentando debilidad ascendente y pérdida de reflejos. Aún es poco conocida, pero su diagnóstico temprano y tratamientos modernos, como la inmunoglobulina intravenosa, han mejorado la vida de miles de pacientes.
¿Qué es el síndrome de Guillain‑Barré?
En 1916, Georges Guillain y Jean‑Baptiste Barré describieron la primera forma de esta enfermedad autoinmune, que afecta el sistema nervioso periférico y puede llevar a la parálisis.
Origen y factores de riesgo
La mayoría de los casos aparecen después de una infección viral o bacteriana. Campylobacter jejuni es el antecedente más frecuente, seguido de infección por virus del papiloma, gripe y Zika. La exposición a virus de la temporada de gripe y a bacterias gastrointestinales aumenta la susceptibilidad.
Síntomas y diagnóstico precoz
Los primeros signos suelen ser debilidad en piernas, sensación de hormigueo y pérdida de reflejos. A medida que avanza la enfermedad, la debilidad asciende a brazos y torso. Se diagnostica con electroneuromiografía, análisis de líquido cefalorraquídeo (pérdida de mielocitos) y pruebas de anticuerpos anti‑ganglios de la membrana.
Terapéutica efectiva
Dos tratamientos de primera línea comparten la misma eficacia: inmunoglobulina intravenosa (IVIG) 0,4 mg/kg/día durante cinco días y plasmaféresis en ciclos de cinco sesiones. Ambos reducen la duración de la enfermedad en aproximadamente 5 semanas. La fisioterapia temprana facilita la recuperación muscular.
Pronóstico y complicaciones
Alrededor del 80 % de los pacientes recuperan la fuerza completa, aunque un 10 % puede presentar secuelas a corto plazo y un 5 % persiste con déficit neuromuscular. Las complicaciones más graves incluyen insuficiencia respiratoria, arritmias y alteraciones autonómicas que pueden requerir ventilación mecánica.
Cuándo buscar ayuda médica
Si una persona presenta pérdida de reflejos, dolor muscular intenso o dificultades respiratorias, es fundamental acudir a urgencias. El diagnóstico temprano reduce el riesgo de complicaciones graves.