El 19 de agosto de 2025, fuerzas nucleales americanas hundieron un buque colombiano que transportaba drogas procedentes de Venezuela, desencadenando una crisis diplomática entre ambos países y la condena de la ONU.
Despliegue naval y ataque letal en el Caribe
19 agosto 2025: la Armada de EE. UU. desplegó tres destructores y un grupo anfibio frente a la costa venezolana. Ese mismo día comandantes estadounidenses anunciaron que habían realizado un ataque letal contra una embarcación cargada de cocaína que venía desde Venezuela. La nave, de origen colombiano, fue hundida después de una operación de defensa territorial.
Reacciones y contexto diplomático
Reacciones de EEUU: el presidente Donald Trump afirmó que la acción cumplía con su mandato de proteger la soberanía estadounidense y neutralizar la amenaza del narcotráfico. Marco Rubio, senador de EE. UU., calificó el operativo como un “ataque letal” frente a la zona de defensa caribeña. Reacciones de Venezuela: el presidente Nicolás Maduro pidió diálogo en la ONU y declaró la movilización de 4,5 millones de milicianos, además de entregar fusiles y misiles como respuesta a la ofensiva. Condemnaciones internacionales: la Organización de Estados Americanos convocó una reunión de emergencia y la ONU solicitó que se revisen las condiciones de seguridad regional.
Situación política interna y armado en Venezuela
Desde febrero de 2025 EE. UU. intensificó su presencia naval en el Caribe, causando preocupación en Latinoamérica. En respuesta, Maduro anunció la creación de nuevas milicias y armamento civil para proteger su régimen. El número de milicianos movilizados alcanzó 4,5 millones, lo que aumenta las tensiones en la región.
Otros eventos internacionales
En el mismo periodo, se destacó el sorteo de la Copa Mundial de la FIFA 2026, programado para el 5 de diciembre 2025 y que se celebrará en el National Mall de Washington DC. Estados Unidos, México y Canadá co-organizarán el torneo con grupos para 48 equipos.
Impacto y consecuencias
El hundimiento del buque y la escalada de tensiones han elevado la presión sobre la seguridad marítima en el Caribe, con nuevas sanciones y la necesidad de un diálogo multilateral para evitar conflictos abiertos y asegurar la estabilidad en el tráfico migratorio y comercial.