El dolor de la migraña no se erradica, pero la ciencia moderna ofrece estrategias para su control. Además de la intensidad del dolor, los pacientes enfrentan una doble carga: la depresión y los trastornos del sueño, factores que empeoran la frecuencia y la gravedad de los episodios. Descubra las opciones que marcan la diferencia.
Prevalencia y impacto
La migraña afecta a 15% de la población mundial, equivalente a más de 1.000.000.000 personas. En Argentina, según datos del INDEC de 2019, 7.2 millones de argentinos reportan episodios de migraña. La condición genera más de 120.000 millones de horas de trabajo perdidas anualmente a nivel global.
La triple carga del dolor, depresión y trastorno del sueño
Los estudios clínicos muestran que los pacientes con migraña presentan entre 2 y 4 veces mayor prevalencia de depresión que la población general. Adicionalmente, alrededor del 30% de los episodios se desencadenan por déficit de sueño o interrupción del patrón circadiano. Esta combinación agudiza la frecuencia y la intensidad del dolor.
Síntomas y factores desencadenantes
El dolor de la migraña suele localizarse en un único lado de la cabeza, con luminosidad, náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido. Los factores desencadenantes incluyen cambios hormonales, estrés, consumo de alcohol y falta de sueño. La sobrestimulación sensorial puede potenciar la percepción del dolor en personas susceptibles.
Estrategias de tratamiento
El manejo se divide en terapias agudas y preventivas:
- Terapias agudas: triptanes (Sumatriptán), antiinflamatorios no esteroides, opioides de uso limitado.
- Terapias preventivas: beta bloqueadores, anticonvulsivos, inhibidores de CGRP como erenumab y frovatriptán, que llegaron a 30 millones de recetas a nivel mundial en 2021.
Las guías de la IHS y la NICE recomiendan combinar tratamiento farmacológico con cambios de estilo de vida, terapia cognitivo-conductual para la depresión y técnicas de higiene del sueño.
Perspectivas futuras
La OMS actualizó su clasificación en 2024 para incluir la migraña crónica cuando los episodios superan las 12 veces al año, lo cual impulsa la investigación sobre terapias genéticas y terapias basadas en la neuroplasticidad. Los ensayos clínicos de bloqueadores de CGRP están expandiendo la oferta terapéutica con menos efectos secundarios.
Conclusión
Si bien la migraña no se cura de forma definitiva, la combinación de tratamientos modernos, apoyo psicológico y manejo responsable del sueño permiten reducir significativamente la carga diaria. Ante la sospecha de migraña crónica, busque evaluación médica especializada y no dude en preguntar por el uso de antagonistas CGRP.