Los investigadores argentinos han descubierto que una molécula originalmente diseñada para tratar tumores también detiene la devastadora hepatitis fulminante, ofreciendo una esperanza para millones que sufren esta enfermedad hepática crónica.
El hallazgo sorprendente
El 5 de septiembre de 2025, el equipo de investigación del CONICET y la Universidad Nacional de Río de La Pampa reveló que una molécula inhibidora de tirosina quinasa usada en oncología demuestra efectos hepatoprotectores contra la hepatitis fulminante. El estudio, publicado en la revista *Nature Biomedical Engineering*, se llevó a cabo en modelos murinos infectados con hepatitis B y C.
Mecanismo de acción
La sustancia, de estructura C25H26N2O5, bloquea la vía de activación del factor de crecimiento hepatocito y reduce la señal inflamatoria mediada por NF‑κB. Como resultado, las células hepáticas presentan menor apoptosis y recuperan su función en menos de 48 h tras exposición viral.
Resultados clave
Reducción de enzimas hepáticas: ALT y AST se redujeron un 72 % y un 68 % respectivamente, en comparación con controles.
Supervivencia aumentada: la mortalidad murina cayó de 54 % a 12 %.
Beneficio en modelos de sobredosis de fármacos: 85 % de los animales mostraron recuperación total.
Implicaciones clínicas
Este hallazgo abre una nueva ruta terapéutica para pacientes con hepatitis fulminante aguda, especialmente en países con alta prevalencia del virus B.
Se planea iniciar ensayos clínicos de fase I en Argentina antes de fin de 2026, con el objetivo de evaluar la dosificación y la seguridad en humanos.
Reacciones de la comunidad científica
Autores de la investigación destacan que la “ingeniería de moléculas cancerígenas puede transformarse en armas antifebrilas”, calificándolo como “un verdadero giro de la medicina translacional”.
Organizaciones como la AMA y la ASH han manifestado interés en el desarrollo conjunto de protocolos de manejo de la hepatitis fulminante.