Miles de personas con herpes simplex viven años sin síntomas, pero este virus puede volver con brotes repentinos. Descubra por qué se re‑activa y cómo reducir su riesgo.
Una infección que se esconde
El virus del herpes simple, de los tipos 1 y 2, suele establecerse en las ganglios nerviosos del cuerpo después del primer brote, quedando latente sin síntomas. La reacción a lo largo de los años depende de factores inmunológicos y ambientales.
Causas de la reactivación
Los desencadenantes más frecuentes son:
- Estrés emocional o físico
- Fiebre o enfermedades concomitantes
- Exposición intensa al sol (UV)
- Luz de la luna llena y cambios hormonales
La inmunosupresión, ya sea por tratamientos médicos o por embarazo, incrementa la frecuencia de los brotes.
¿Qué tan común es?
Según la Organización Mundial de la Salud:
- El 80 % de la población adulta mundial tiene HSV‑1.
- El 5 % – 16 % de los adultos presenta HSV‑2.
- En la mayoría de los casos, los brotes disminuyen con la edad, pero la latencia puede durar años.
Huellas de investigación clínica indican que un 30 % de los portadores presentan al menos un brote anual durante los primeros 10 años tras la infección, y esta cifra pasa por debajo del 10 % después de la segunda década.
Diagnóstico y tratamiento
Las pruebas de laboratorio (PCR de material genético y pruebas de anticuerpos) identifican la infección. El tratamiento antiviral, que incluye aciclovir, valaciclovir o famciclovir, puede acortar la duración de los síntomas y reducir la frecuencia de recurrentes.
Prevención práctica
Para minimizar los episodios:
- Evitar compartir utensilios con lesiones herpes.
- Usar protector solar facial.
- Controlar el estrés con técnicas de relajación.
- Consultar al médico ante signos de inmunosupresión o embarazo.
La vacunación frente al virus sigue siendo una investigación activa, pero la mejor defensa actual es la educación y el cuidado diario.