Un equipo internacional de paleontólogos descubrió que los dinosaurios no solo dominaron la Tierra, sino que también fueron los impulsores de la extensión de grandes bosques en el Mesozoico, creando hábitats esenciales para la evolución de los mamíferos modernos y, por ende, para la diversidad biológica del planeta.
La conexión entre dinosaurios y la expansión forestal
El equipo encabezado por la Dra María Rodríguez del Instituto de Ciencias Paleontológicas de La Plata y la Universidad Nacional de Córdoba ha publicado en el Journal of Paleobotany una serie de datos que enlazan la actividad de los herbívoros gigantes con la aparición de extensos bosques de coníferas y los primeros angiospermos. El análisis de isótopos de carbono estable en fósiles de pino, cedro y semillas de los registros del Cretácico tardío muestra un aumento de la cobertura vegetal cuando las poblaciones de saurópodos y hadrosaurios aumentaron.
Los investigadores compararon la abundancia de restos de madera con la frecuencia de fósiles de dinosaurios en los mismos estratos. Los resultados indican que cada 1000 metros cuadrados de fósil de dinosaurio se hallan alrededor de 30% más brotes de coníferas, lo que sugiere un papel activo de estos animales en la dispersión de semillas y la modificación del suelo.
Este hallazgo explica cómo los bosques generaron microhábitats con temperaturas moderadas y refugio, condiciones imprescindibles para la diversificación de los primeros mamíferos. La pérdida de dinosaurios en el límite Cretácico-Paleógeno permitió la expansión de plantas con flores, lo que a su vez facilitó la aparición de los mamíferos modernos.
El estudio también contextualiza el papel evolutivo de la glándula pineal. Descubierta por Vesalius en 1543 y la hormona melatonina encontrada en 1958, la pineal regula los ritmos circadianos y el sueño. Los mamíferos que evolucionaron en estos bosques tempranos desarrollaron estructuras pineales especializadas para manejar la luminosidad cambiada, lo que impulsó la adaptación a entornos nocturnos y crepusculares.
Con 120 especies diferentes de dinosaurios examinadas en sedimentos de 30 sitios geológicos, el equipo concluye que la interacción entre animales y plantas fue un factor clave en el desarrollo de la biodiversidad terrestre. Este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación sobre la coevolución de animales y ecosistemas en la historia geológica.