Un estudio argentino publicado el 29 agosto 2025 confirma que el omega‑3 baja la presión y la inflamación, aportando datos con implicaciones terapéuticas.
Resultados del estudio
El trabajo, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Buenos Aires y publicado el 29 agosto 2025, revela que una ingesta moderada de omega‑3 reduce significativamente la presión arterial sistólica y diastólica, y disminuye los marcadores de inflamación sistémica.
Detalles de la intervención
Los participantes consumieron una fuente de omega‑3 equivalente a 2 g diarios, lo cual se traduce en una cucharada de semillas de chía. La reducción media observada fue de 8 mmHg en la presión sistólica y 5 mmHg en la diastólica, mientras que los niveles de C‑reactivo se redujeron en un 25 %.
Implicaciones dietéticas y complementarias
El estudio no solo destaca el efecto del omega‑3, sino también la sinergia con otros hábitos saludables:
- Almendras 30 g diarios – reducción de LDL
- Nueces 100 g semanales – descenso del colesterol total
- Pistachos 28 g – aumento de potasio
- Semillas de calabaza 30 g – magnesio que regula la presión
- Semillas de girasol 30 g – vitamina E antioxidante
- Semillas de chía 1 cucharada – fuente de omega‑3 2 g
- Spermidina 15 mg diarios – potenciación de la autofagia y salud vascular
Recomendaciones prácticas para la medición de la presión arterial
Se recomienda:
- Adoptar la postura correcta antes de medir, lo cual puede disminuir la variabilidad en un 30 %
- Usar un manguito cuyo tamaño supere el borde del brazo entre 1 y 2 cm
- Tomar la segunda lectura y promediarla con la primera para mayor precisión
- Incorporar microejercicios de 10 min diarios, equivalentes a 20 min de caminata normal
- Realizar los ejercicios de respiración profunda durante 2 min de 2 a 3 veces al día
Conclusión
El estudio proporciona evidencia sólida de que la inclusión controlada de omega‑3, combinada con hábitos alimenticios y de ejercicio simples, constituye una estrategia eficaz para mejorar la salud cardiovascular y reducir la inflamación sistémica.