Un debate culinario y científico ronda la idea de que comer tomates puede aliviar la artritis. Especialistas y estudios difieren sobre si los antioxidantes que contienen realmente reducen la inflamación.
La propuesta de que los tomates sean un remedio natural para la artritis sigue siendo popular entre los amantes de la cocina y la salud. Los tomates son ricos en lycopeno, vitamina C, potasio y ácidos clorogénicos, compuestos que han demostrado propiedades anti‑inflamatorias en estudios de laboratorio.
Un estudio longitudinal publicado en la revista Nutrients en 2024 evaluó la relación entre la ingesta de tomates crudos y el dolor articular en un grupo de adultos con osteoartritis. Los autores concluyeron que una mayor cantidad diaria de tomates (uno a dos tomates grandes) se asoció con una disminución leve del dolor, aunque los autores recordaron que la relación observada no era causal y que se necesitaba más investigación clínica.
Por otro lado, la Sociedad Americana de Reumatología no reconoce aún la alimentación como tratamiento convencional para la artritis, indicando que la evidencia disponible no es suficientemente sólida para recomendar alimentos específicos como terapia primaria.
En práctica, muchos pacientes eligen incluir tomates en la dieta como parte de un patrón saludable, con beneficios adicionales para la salud cardiovascular y el tránsito intestinal. No obstante, no debe reemplazarse el tratamiento médico convencional, como medicamentos antiinflamatorios o fisioterapia.