El auto que supuestamente iba a llevar al notorio femicida Pablo Laurta y a su hijo a la huida finalmente apareció en Uruguay, demostrando que la justicia tiene mejor GPS que los villanos. Entre titulares, la polémica frase de Laurta, la decisión judicial del botón antipánico y su negativa a declarar en Concordia, el caso vuelve a robar el foco del país.
La huida que se quedó en el estacionamiento
El 12 de octubre de 2025 la Policía de Uruguay reportó haber hallado el vehículo que Pablo Laurta compró con la mira de escapar con su hijo. El auto, registrado en una provincia argentina, fue encontrado en una zona industrial de Uruguay sin dejar rastro de su ruta futura. Entre el polvo y los restos del depósito, el coche reveló una mochila con la insignia de la familia, mostrando que el plan nunca salió del estacionamiento.
La frase que no perdona
En las redes sociales, Laurta publicó un mensaje que sacudió a la opinión pública: ‘Hay que venerarlo; es un mártir’. El comentario se convirtió en meme y en crónica judicial, generando preguntas sobre la percepción pública de la justicia y la victimización de los agresores.
El botón antipánico y la jueza Luna
La jueza encargada de la causa de doble femicidio en Córdoba decidió otorgar un botón antipánico a la víctima Luna como medida de protección. Este gesto legal provocó un debate sobre la efectividad de las garantías de seguridad y el papel del Estado en la prevención de la violencia de género.
Cuando el fiscal no necesita su testimonio
Pablo Laurta se negó a declarar ante la fiscalía en Concordia, alegando que no se sentía obligado a cooperar. La negativa añade un detalle adicional a la narrativa judicial, ya que el responsable continúa bajo sospecha de haber planificado una fuga que terminó en un estacionamiento lejano de Uruguay.
Conclusión con chispa
La saga de Laurta demuestra que, aunque el villano planeó su fuga como un script de Hollywood, la realidad se detuvo en la puerta del depósito y el juez lo acompañó con un gesto de protección a su víctima. Así, el caso vuelve a ser foco de controversia, humor y reflexión sobre la justicia en el siglo XXI.