El presidente Milei ha decidido que los trabajadores ya no tendrán que preocuparse por indemnizaciones mientras la Cámara de Diputados se enfrenta a la difícil tarea de aprobar la ley. Al final, el objetivo parece ser claro: quitar protecciones y dejar que el mercado decida en primera fila.
El día 14 de agosto de 2025, en una ceremonia que parecía sacada de un show de variedades, Milei presentó su nueva reforma laboral ante la Cámara de Diputados. La propuesta, que ha generado asombro en un sector que nunca había considerado que pudiera verse tan afectado por cambios tan drásticos, plantea la eliminación de las indemnizaciones obligatorias por despido.
Entre los puntos más controvertidos, la ley sugiere una jornada flexible que abre la puerta a horas de trabajo que pueden variar semana a semana, con la promesa de mayor ‘eficiencia’ para las empresas. La reforma también contempla la reducción de los requisitos para la contratación temporal, lo que podría traducirse en una mayor precariedad laboral.
Sin embargo, el debate se ha intensificado cuando grupos de sindicatos y partidos de izquierda califican la propuesta como un intento de “desmantelar los derechos laborales” y “dejar al trabajador a merced del mercado.” Algunos analistas señalan que, aunque la ley no elimina todas las protecciones, sí debilita un sistema que durante décadas se basó en la seguridad del empleo.
Según informes de la propia Cámara, el proyecto ha superado la lectura preliminar, estando a solo unos días de contar la votación final prevista para mediados de septiembre. El resultado final determinará si la Argentina experimentará un cambio de paradigma en el ámbito laboral.