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Renuncias en el alto mando de EE.UU. revelan tensiones por la presión sobre Venezuela

En octubre de 2025, varios altos oficiales del Ejército y la Marina de Estados Unidos presentaron su renuncia, despertando sospechas sobre conflictos internos vinculados a la campaña de presión que Washington mantiene contra el gobierno venezolano. Los dimisiones, anunciadas casi simultáneamente, ponen de relieve una posible fractura dentro de la estrategia militar y diplomática de EE.UU. en la región.

Renuncias simultáneas en el alto mando militar estadounidense

Durante la última semana de octubre de 2025, se conocieron al menos cinco dimisiones de oficiales de alto rango del Ejército y la Marina de Estados Unidos, todos relacionados con la política de presión ejercida contra el presidente venezolano Nicolás Maduro. Los anuncios, difundidos por medios como La Nación, CNN en Español, Infobae, The New York Times y La Nación nuevamente, apuntan a un clima de tensión creciente dentro de la institución militar.

Los oficiales que dejaron su cargo

  • Almirante a cargo de las fuerzas estadounidenses en el Caribe anunció su retiro un año después de asumir el mando, citando motivos personales y la necesidad de “revisar la dirección estratégica” de la región.
  • Jefe del Comando Sur de EE.UU. confirmó su retirada tras solo un año al frente, señalando la complejidad de la situación geopolítica en América Latina.
  • Director de operaciones militares en Centro y Sudamérica presentó su renuncia sin ofrecer detalles, aunque su comunicado hacía referencia a “diferencias de opinión sobre la política de sanciones”.
  • Jefe de las fuerzas armadas de EE.UU. para América Latina dimitió de sorpresa, generando especulaciones sobre una posible disputa interna entre los altos mandos y la administración civil.
  • Otro alto oficial del Ejército también anunció su salida, reforzando la percepción de una ola de descontento dentro de la cúpula militar.

Contexto de la presión sobre Venezuela

Desde 2022, Washington ha intensificado una campaña de presión económica y diplomática contra el gobierno venezolano, basada en sanciones financieras, restricciones a la exportación de petróleo y el respaldo a la oposición interna. La estrategia, coordinada entre el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa, busca debilitar el régimen de Maduro y forzar una transición política.

Sin embargo, según analistas de seguridad, la implementación de estas medidas ha generado fricciones dentro del propio aparato militar, donde algunos oficiales consideran que la política de sanciones podría escalar tensiones y provocar incidentes no deseados en la región.

Repercusiones y reacciones

El Departamento de Defensa emitió un comunicado afirmando que las renuncias son “decisiones personales” y que “las misiones y compromisos de EE.UU. en el Caribe y América Latina continúan sin interrupción”. Expertos en política internacional advierten que la sucesión de dimisiones podría afectar la coherencia de la política exterior y abrir espacio para que actores regionales, como Cuba y Rusia, refuercen su influencia en Venezuela.

En Caracas, el gobierno venezolano calificó los hechos como “una muestra más del declive de la política intervencionista de EE.UU.”, señalando que la presión seguirá siendo contraproducente.

¿Qué sigue para la estrategia estadounidense?

Con la salida de varios dirigentes clave, se espera que la Casa Blanca y el Departamento de Defensa realicen una revisión interna de la cadena de mando y de la estrategia hacia Venezuela. Los próximos nombramientos podrían marcar una nueva fase en la política de presión, posiblemente orientada a una mayor coordinación con aliados regionales y a la búsqueda de soluciones diplomáticas.