El debate vuelve a enfocarse en la extraña coincidencia de críticas tanto al presidente Javier Milei como al legado kirchnerista, una paradoja que ya se había señalado hace años y que pone en evidencia la frustración social con la clase política tradicional.
Un pasado que se repite
En la agenda política de Argentina vuelve a resurgir una paradoja que ya se había señalado hace años: la crítica simultánea al gobierno de Javier Milei y a la herencia kirchnerista. Analistas de distintos espectros ideológicos consideran que, pese a la distancia ideológica, ambos polos comparten una desconfianza de la clase política tradicional.
Raíces de la contradicción
El kirchnerismo, encabezado por Néstor Kirchner (2003‑2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007‑2015), marcó un período de intervención estatal intensa y de polarización social. Década después, en diciembre de 2023, Javier Milei asumió la presidencia impulsando una agenda liberal‑radical que busca reducir al mínimo la presencia del Estado.
¿Por qué surge el anti‑Mileísmo?
Los críticos de Milei denuncian su estilo confrontativo, la rapidez en la eliminación de subsidios y la percepción de que sus reformas pueden agravar la vulnerabilidad de sectores populares. Al mismo tiempo, existen sectores que, aunque rechazan la figura de Milei, también se muestran escépticos respecto a la capacidad de los kirchneristas para garantizar estabilidad económica.
El debate en los medios
Columnas de La Nación y otros periódicos analizan cómo esta “doble oposición” refleja una frustración generalizada con la clase política y una búsqueda de alternativas que, hasta el momento, no se ha materializado en consensos claros.