El candidato Luis Paz apuesta a una “transición suave” tras el balotaje de 2025, pero economistas y analistas advierten que el país se enfrenta a una profunda crisis multidimensional que podría afectar la estabilidad social, los índices macroeconómicos y la gobernabilidad institucional.
Una transición bajo la lupa
Tras el balotaje programado para finales de 2025, Luis Paz, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), ha proclamado que su gobierno implementará una “transición suave” con el objetivo de garantizar continuidad institucional y evitar rupturas bruscas en la agenda pública.
Desafíos económicos estructurales
Los analistas coinciden en que la principal dificultad será reestablecer la confianza económica. Bolivia dejó de exportar petróleo en 2024 y se ha convertido en un corredor de gas natural argentino hacia Brasil, lo que ha reducido los ingresos tradicionales del sector energético. Además, se señala que el MAS dejó al país con una deuda externa elevada y reservas de oro reducidas, limitando la capacidad de gasto público.
Impacto social y político
El escenario social se complica por el aumento de la inflación y la escasez de productos básicos, factores que podrían desencadenar protestas y tensiones en áreas urbanas y rurales. Políticamente, la falta de mayorías claras en el Congreso plantea riesgos de bloqueos legislativos que dificultarían la aprobación de reformas estructurales.
Perspectivas para el nuevo gobierno
Para sortear la crisis, el equipo de Paz propone:
- Reactivar la producción de gas y buscar nuevos contratos de exportación.
- Renegociar la deuda externa con organismos internacionales.
- Implementar programas de asistencia social focalizada para mitigar el impacto de la inflación.
- Fomentar el diálogo con la oposición para asegurar la gobernabilidad.
Sin embargo, los expertos advierten que la combinación de factores económicos, sociales y políticos hará que la “transición suave” sea un objetivo complejo de alcanzar.