Un equipo internacional de neurocientíficos ha identificado una señal sutil en la actividad cerebral, denominada “pulso oculto”, que podría servir como biomarcador precoz para prever el desarrollo del Alzheimer, ofreciendo nuevas esperanzas para la detección temprana y la intervención antes de que aparezcan los síntomas clínicos.
El hallazgo que promete cambiar la detección del Alzheimer
Investigadores de diversas instituciones, entre ellas la Universidad de Buenos Aires y centros de referencia en neurociencia de EE. UU., han descubierto una oscilación cerebral de baja frecuencia que hasta ahora había pasado desapercibida en los análisis convencionales de neuroimagen. Esta señal, apodada “pulso oculto”, se observa en escáneres de resonancia magnética funcional (fMRI) y en registros de magnetoencefalografía (MEG) y parece aparecer antes de que se manifiesten los primeros signos cognitivos de la enfermedad.
Por qué es importante
El Alzheimer afecta a aproximadamente 55 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, y se estima que en Argentina viven 1,5 millones de pacientes con demencia, la mayoría por esta causa. Actualmente, los diagnósticos se basan en pruebas de imagen de carga de amyloide, análisis de líquido cefalorraquídeo y evaluaciones neuropsicológicas, que suelen detectarse en fases ya avanzadas. Un biomarcador que permita identificar la enfermedad en etapas preclínicas abriría la puerta a intervenciones terapéuticas más efectivas.
Detalles del estudio
El trabajo, publicado en una revista científica de alto impacto en 2025, analizó a más de 200 participantes, que incluían adultos mayores sin síntomas, pacientes con deterioro cognitivo leve y casos diagnosticados de Alzheimer temprano. Los investigadores observaron que la amplitud y la consistencia del pulso oculto diferían significativamente entre los grupos, ofreciendo una precisión diagnóstica superior al 80% en la distinción de individuos con riesgo de enfermedad.
Implicaciones para la práctica clínica
Si bien aún se requieren ensayos de validación a gran escala, este descubrimiento sugiere que, mediante técnicas de neuroimagen estándar y algoritmos de procesamiento avanzados, los médicos podrían incorporar la detección del pulso oculto como una herramienta complementaria en la evaluación de pacientes mayores. Además, al ser no invasiva y basada en equipos ya presentes en muchos hospitales, su adopción podría ser relativamente rápida.
Próximos pasos
Los autores del estudio planean lanzar estudios multicéntricos en América Latina y Europa para confirmar la robustez del biomarcador y explorar su capacidad para monitorear la respuesta a terapias emergentes dirigidas a la proteína tau y al amyloide. La esperanza es que, en los próximos años, el pulso oculto se convierta en un componente esencial de los protocolos de cribado de la demencia.