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El sedentarismo acelera la atrofia cerebral en adultos mayores

Diversos estudios recientes confirman que la falta de actividad física provoca una reducción visible del volumen cerebral en personas mayores, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo y pérdida de memoria. Mantener una rutina de movimiento regular se muestra como una estrategia clave para preservar la salud mental en la tercera edad.

¿Qué revela la investigación?

Investigaciones publicadas por Infosalus, Infobae, La Voz del Interior y ELTIEMPO.COM coinciden en que el estilo de vida sedentario acelera la pérdida de tejido cerebral en adultos mayores. La inactividad prolongada se asocia con una disminución del tamaño de áreas críticas para la memoria, como el hipocampo, y con una menor densidad de materia gris en regiones responsables de la atención y el razonamiento.

Consecuencias cognitivas

Los hallazgos apuntan a que la falta de ejercicio regular aumenta la probabilidad de desarrollar problemas de memoria y dificulta la velocidad de procesamiento mental. En personas mayores de 60 años, la inactividad puede traducirse en una mayor vulnerabilidad a trastornos neurodegenerativos y a una mayor dificultad para realizar actividades cotidianas que requieran concentración.

¿Cuánto ejercicio es necesario?

Las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada a la semana, acompañados de ejercicios de fuerza dos veces por semana. Incorporar caminatas, natación, ciclismo o actividades de bajo impacto permite mantener la circulación sanguínea adecuada y estimula la neurogénesis, procesos esenciales para la salud cerebral.

Estrategias prácticas para mover el cuerpo

  • Caminar diariamente: 30 minutos al día son suficientes para generar beneficios.
  • Ejercicios de fuerza: usar el propio peso corporal (sentadillas, flexiones) o bandas elásticas.
  • Movilidad articular: estiramientos y actividades de motricidad fina, como tocar instrumentos o bailar.
  • Participación social: clases grupales o grupos de caminata motivan a mantener la constancia.

Conclusión

El mensaje es claro: permanecer inactivo no solo afecta el cuerpo, sino que también compromete la estructura y el funcionamiento del cerebro en la vejez. Adoptar hábitos de movimiento sencillo y regular se presenta como la medida preventiva más eficaz para proteger la salud mental y conservar la autonomía en la tercera edad.