El presidente Javier Milei recibe una señal de alerta: bancos internacionales exigen garantías antes de otorgar los 20 mil millones de dólares que el gobierno necesita. La ministra del Interior, Bessent, ya había anunciado la ayuda, pero la falta de colaterales complica la operación y genera incertidumbre en el sector financiero y productivo argentino.
Contexto político y económico
En medio de una profunda crisis de liquidez, el gobierno de Javier Milei busca asegurar un préstamo de 20 000 millones de dólares que permitiría cubrir pagos de deuda externa y estabilizar la balanza de pagos. La solicitud se realizó a bancos estadounidenses y europeos, que han condicionado su apoyo a la presentación de garantías reales.
Exigencia de garantías por parte de los bancos
Según fuentes del sector financiero, los bancos de EE. UU. demandan colaterales antes de autorizar cualquier desembolso. La falta de estos avales está retrasando la operación, provocando que la deuda pendiente siga creciendo y que el Tesoro tenga que recurrir a líneas de crédito más costosas.
La respuesta del Gobierno y la posición de Bessent
La ministra del Interior, Bessent, anunció una medida de asistencia para el sector productivo, pero la misma ha sido recibida por los bancos con la condición de garantías. Esta postura ha generado un debate intenso en el Congreso y entre analistas, quienes advierten sobre el riesgo de un escenario de incumplimiento si no se logra el acuerdo.
Repercusiones internacionales: el caso Trump
En un giro inesperado, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, comentó que “compraríamos algo de carne de Argentina”. El comentario, aunque informal, puso la atención del mundo en la industria cárnica local y sus posibilidades de exportación, pero también subraya la necesidad de estabilidad macroeconómica para atraer inversiones.
Conclusión
El escenario actual muestra a Milei frente a una encrucijada: asegurar las garantías exigidas y lograr el préstamo de 20 mil millones, o enfrentar una profunda recalibración de la política fiscal y monetaria. La presión es internacional, la expectativa interna es alta, y la última oportunidad parece estar sobre la mesa.