El precio del oro se desploma a su nivel más bajo en más de una década, borrando ganancias obtenidas tras meses de récords. Factores como la política monetaria de la Reserva Federal, el fortalecimiento del dólar y la reducción de la incertidumbre geopolítica explican este histórico retroceso.
Un retroceso histórico
En la sesión de negociación más reciente, el oro cerró alrededor de los $2.300 por onza, lo que representa la mayor caída diaria registrada desde 2013. El metal precioso había alcanzado un máximo histórico de poco más de $2.430 por onza a principios de septiembre de 2025, impulsado por la preocupación inflacionaria y el temor a un endurecimiento de la política monetaria.
¿Por qué cayó tan bruscamente?
Expertos señalan varios motivos convergentes:
- Política de la Fed: La Reserva Federal confirmó un aumento de su tasa de referencia a 5,25% en su última reunión, reduciendo la expectativa de que el oro sea un refugio frente a la inflación.
- Dólar fuerte: El índice del dólar se fortaleció frente a las principales divisas, encareciendo la compra del oro para los inversores internacionales.
- Rendimientos de bonos: Los bonos del Tesoro a 10 años subieron a cerca del 4,3%, ofreciendo una alternativa de rentabilidad más atractiva que el metal.
- Reducción de riesgos geopolíticos: La disminución de tensiones en Oriente Medio y la estabilización de la situación en Ucrania redujeron la demanda de activos de refugio.
- Profit‑taking: Tras varios meses de ganancias, muchos inversores optaron por vender y asegurar sus beneficios.
Repercusiones en los mercados
La caída del oro también arrastró a la plata, que registró una caída del 7% en la misma jornada, marcando su peor pérdida anual desde 2014. Los analistas advierten que, si la inflación en EE. UU. se mantiene bajo control y la Fed mantiene su política restrictiva, los precios del oro podrían seguir bajo presión durante los próximos meses.
Perspectivas
El consenso de los economistas es que el oro podría estabilizarse entre los $2.200 y $2.400 por onza a medida que los mercados asimilen la nueva coyuntura monetaria. Sin embargo, cualquier sorpresa inflacionaria o escalada geopolítica podría revertir la tendencia y volver a impulsar la demanda de este activo refugio.