A principios de octubre de 2025, los valores argentinos cotizados en la Bolsa de Nueva York registraron una fuerte recuperación. Acciones, ADRs y bonos fueron los protagonistas, impulsados por la expectativa de las próximas elecciones y una reconfiguración del riesgo país.
Contexto electoral y movimientos del mercado
Con la campaña electoral argentina en pleno auge y las primarias previstas para mediados de octubre, los inversores internacionales están ajustando sus carteras. La incertidumbre política, sumada a la alta inflación que supera el 150 % anual y a la devaluación del peso en los últimos meses, ha generado una volatilidad que se traduce en oportunidades de compra.
Alzas de acciones y ADRs
Los American Depositary Receipts (ADRs) de compañías argentinas como Grupo Financiero Galicia y YPF registraron incrementos de entre 4 % y 6 % en la última semana, alcanzando niveles no observados desde 2022. La Bolsa de Nueva York vio subir también los índices de Acciones Argentinas (AR) alrededor de 5 % frente a la semana anterior.
Rendimiento de bonos argentinos
Los bonos soberanos en dólares, particularmente los títulos de vencimiento 2030 y 2035, aumentaron su precio en torno al 3 %, lo que se tradujo en una caída del rendimiento de aproximadamente 30 puntos bases. Los inversores apuntan a que la expectativa de una política monetaria más restrictiva, anunciada por el Banco Central, podría estabilizar la deuda.
Impacto del dólar y la incertidumbre global
El dólar estadounidense se fortaleció ligeramente, con el índice DXY subiendo 0,5 % en los últimos cinco días, reflejando la cautela frente a la política fiscal de EE UU. Aun así, la demanda de activos argentinos creció, evidenciando que el apetito por rendimientos altos supera el temor a la variación cambiaria.
Perspectivas a corto plazo
Los analistas de bancos internacionales coinciden en que la volatilidad permanecerá hasta la confirmación de los resultados electorales. Un escenario de estabilidad política podría impulsar aún más los precios de acciones y bonos, mientras que una sorpresa electoral mantendría la presión sobre el tipo de cambio y los rendimientos.