Dos aviones estratégicos B-1B de la Fuerza Aérea de EE. UU. volaron sobre el mar Caribe a menos de 50 km de la costa de Venezuela, intensificando una ya tensa relación entre ambos países y recordando la reciente presencia del portaaviones USS Gerald R. Ford en la zona.
Sobrevuelo de los B-1B sobre el Caribe
El 24 de octubre de 2025 dos bombarderos estratégicos B-1B de la Fuerza Aérea de Estados Unidos realizaron un sobrevuelo a gran altitud sobre el mar Caribe, a aproximadamente 40 kilómetros de la costa venezolana. Las aeronaves, dotadas de capacidad de carga nuclear y convencional, siguieron una ruta que pasó cerca de la zona económica exclusiva de Venezuela, pero sin infringir su espacio aéreo soberano.
Contexto de la tensión regional
Este hecho se produce en medio de una escalada de tensiones entre Washington y el gobierno de Nicolás Maduro. En los últimos meses, EE. UU. ha incrementado su presencia militar en la región, destacándose el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque, anunciado en noviembre de 2024, como la mayor fuerza naval estadounidense en el Caribe desde la Guerra Fría.
Motivaciones declaradas y reacciones
El Departamento de Defensa de EE. UU. calificó la misión como una “operación rutinaria de entrenamiento y vigilancia” y subrayó que los aviones operaron bajo normas internacionales de aviación. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela emitió una protesta formal, señalando que el sobrevuelo representaba una “intimidación directa” y pidió a la comunidad internacional que condene la provocación.
Implicancias estratégicas
Los B-1B son aviones de bombardeo de largo alcance que pueden transportar una amplia gama de armamento, lo que los convierte en un elemento clave del poder aéreo estadounidense. Su presencia en el Caribe refuerza la capacidad de EE. UU. para proyectar fuerza rápidamente en caso de una eventualidad, ya sea relacionada con el narcotráfico, la seguridad marítima o conflictos políticos en la zona.
Repercusiones internas y externas
Analistas de seguridad regional consideran que la maniobra busca ejercer presión sobre el régimen venezolano y demostrar apoyo a los países vecinos que han expresado su preocupación por la situación en Venezuela. Asimismo, el movimiento coincide con la intensificación de los operativos contra rutas de cocaína que cruzan el Caribe, a los que EE. UU. ha destinado recursos militares y de inteligencia.