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EE.UU. despliega destructor en Trinidad y Tobago y aumenta tensiones con Venezuela

Un destructor de la Armada de EE.UU. llegó este lunes a Port of Spain, Trinidad y Tobago, provocando la más firme condena de Venezuela, que lo calificó de “provocación militar”. La maniobra, citada por Washington como parte de los esfuerzos de seguridad regional, reaviva la disputa entre Caracas y Washington en el Caribe.

El arribo del destructor estadounidense

El lunes 21 de octubre de 2025, el destructor USS John Paul Jones (DDG-53), de clase Arleigh Burke, atracó en el puerto de Port of Spain, Trinidad y Tobago. Con una tripulación aproximada de 350 oficiales y marineros, la nave portaba misiles guiados, torpedos y sistemas de defensa aérea, lo que subraya su carácter de buque de guerra multifuncional.

Reacción de Trinidad y Tobago

El ministro de Asuntos Exteriores de Trinidad y Tobago, Paula Gopee-Scoon, declaró que la visita forma parte de la cooperación bilateral en seguridad marítima y en la lucha contra el narcotráfico. “Agradecemos a la Marina de EE.UU. por su apoyo en la protección de nuestras aguas territoriales”, afirmó en un comunicado oficial.

Respuesta de Venezuela

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela emitió un comunicado el 22 de octubre de 2025, condenando la presencia del destructor como una “provocación militar” que “viola la soberanía del territorio caribeño”. El vocero del gobierno, Diosdado Cabello, advirtió que Caracas está preparada para responder a cualquier intento de intimidación.

Contexto geopolítico

La maniobra se produce en un momento de creciente fricción entre Washington y Caracas, agravada por sanciones económicas y acusaciones mutuas de apoyo a grupos insurgentes. Estados Unidos ha intensificado su presencia naval en el Caribe bajo la Operación Caribbean Shield, destinada a combatir el tráfico de drogas y garantizar la libre navegación.

Expertos de la Universidad de Georgetown señalan que el despliegue podría servir también como señal a China y Rusia, que han incrementado su actividad en la zona. Mientras tanto, los gobiernos de la región siguen divididos entre la necesidad de seguridad y la preocupación por una escalada que amenace la estabilidad del Caribe.