El gestor de fondos Scott Bessent, que compra pesos argentinos en la subasta del Banco Central, ha recibido a cambio bonos y letras del propio BCRA. La medida, revelada por varios medios, muestra cómo el Estado utiliza deuda a medida para financiar su política cambiaria, generando debate sobre transparencia y costos para el erario.
Contexto de la operación
En los últimos meses, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha recurrido a subastas de dólares para estabilizar el tipo de cambio. En esas subastas, una parte de los pesos resultantes fue adquirida por el fondo gestionado por Scott Bessent, ex‑cabeza del equipo de inversión de Soros Fund Management.
Qué recibió Bessent a cambio
Según informes de Clarín, La Nación y Infobae, el BCRA entregó a Bessent una serie de instrumentos de deuda denominados “letras” y “bonos especiales”. Estos títulos fueron diseñados a medida, con plazos y tasas que se ajustan al monto de pesos entregado en la subasta.
Los documentos señalan que las letras cuentan con vencimientos escalonados y tasas de interés vinculadas al índice de referencia local, lo que permite al BCRA financiar su intervención cambiaria sin recurrir a recursos fiscales directos.
Motivaciones del BCRA
El objetivo oficial es reducir la presión sobre el dólar y proveer liquidez al mercado cambiario. Al canjear pesos por deuda, el Banco Central evita una disminución inmediata de reservas internacionales y, a su vez, amplía su cartera de pasivos en el mercado interno.
Reacciones y controversias
El acuerdo ha generado polémica entre analistas y sectores políticos. Algunos críticos argumentan que la emisión de deuda a medida puede encarecer el costo de la financiación estatal y reducir la confianza en la política monetaria. Otros, sin embargo, destacan que la medida brinda una herramienta flexible para manejar la volatilidad cambiaria sin afectar directamente el presupuesto nacional.
Implicancias para el futuro
Este tipo de operaciones podría abrir la puerta a nuevos instrumentos financieros vinculados a la política cambiaria. La transparencia en los términos de la deuda y la evaluación de su impacto macroeconómico serán clave para determinar si esta estrategia se replica en futuras intervenciones.