Una enorme operación policial en Río de Janeiro contra la temida organización criminal Comando Vermelho terminó con al menos 102 fallecidos, entre policías, miembros de la banda y civiles, generando una profunda conmoción en Brasil y cuestionando la estrategia de seguridad pública.
Contexto del conflicto
El Comando Vermelho es una de las facciones criminales más antiguas y poderosas de Brasil, surgida a principios de los años 70 en los barrios marginales de Río de Janeiro. Con una estructura jerárquica que abarca tráfico de drogas, extorsión y control territorial, la banda ha llegado a ejercer una influencia comparable a la de un estado paralelo en varias favelas.
El megaoperativo policial
El pasado 28 de octubre de 2025, fuerzas de seguridad federales y estatales lanzaron una acción coordinada en las favelas de Penha y Alemão, dos de los principales bastiones del Comando Vermelho. El objetivo era desmantelar redes de narcotráfico y capturar a líderes de la organización.
Durante los enfrentamientos se reportaron intensos intercambios de disparos, uso de granadas y helicópteros de apoyo aéreo. Según el Ministerio de Seguridad Pública, el saldo oficial asciende a 102 muertos y decenas de heridos, aunque organizaciones de derechos humanos estiman que la cifra real podría ser mayor.
Reacciones y consecuencias
El embajador de Argentina en Brasil, Gustavo Almirón, viajó a Río para ofrecer apoyo a las familias argentinas afectadas y llamar a la calma. En Argentina, el gobierno ha solicitado una investigación independiente para esclarecer posibles violaciones de derechos humanos.
Políticos y analistas critican la estrategia de uso masivo de la fuerza, señalando que la operación podría profundizar la desconfianza entre la población y las autoridades, y potencialmente alimentar la propaganda del propio Comando Vermelho.
Situación en las favelas tras el operativo
Las comunidades de Penha y Alemão permanecen bajo fuerte presencia policial, con puestos de control y patrullas permanentes. Sin embargo, residentes describen una atmósfera de miedo y escasez de servicios básicos, lo que podría facilitar la recuperación de la banda en el futuro.