Una octogenaria quedó varada en una isla desierta de Australia después de que el crucero en el que viajaba partiera sin ella. La tragedia, denunciada por su familia como un flagrante descuido, ha reavivado el debate sobre la responsabilidad de las navieras en situaciones de emergencia y la seguridad de los pasajeros mayores.
El trágico suceso
El pasado octubre de 2025 una mujer de 80 años, identificada como Suzanne Rees, quedó atrapada en una isla remota del archipiélago australiano después de que el crucero en el que viajaba zarpara sin ella. Según los informes de la familia, la pasajera sufrió una indisposición médico‑sustancial que le impidió abordar la embarcación a tiempo, pero la tripulación no aguardó su regreso.
Reacciones de la familia y denuncias
Los familiares de Rees han presentado una formal denuncia de falta de cuidado contra la empresa naviera, señalando que no se activaron los protocolos de asistencia ni se ofreció ayuda de rescate mientras la mujer permanecía aislada. La familia ha pedido una investigación exhaustiva y ha exigido compensaciones por la negligencia que consideraron “culpable”.
Investigación y posibles responsabilidades
Autoridades australianas han abierto una investigación para determinar si la compañía incumplió normativas de seguridad y protección al pasajero. Se revisarán los registros de la tripulación, los protocolos de evacuación y el historial de incidencias de la naviera, que opera en el creciente sector de cruceros de lujo en la región.
Contexto del turismo de cruceros en Australia
Australia ha experimentado un fuerte auge del turismo marítimo, con más de 2,5 millones de pasajeros transportados en 2024. Sin embargo, incidentes como el de Suzanne Rees ponen en relieve la necesidad de reforzar las normas de seguridad, especialmente para viajeros de edad avanzada que pueden requerir asistencia especial durante el viaje.