Científicos ecuatorianos han identificado en la Amazonía un hongo capaz de degradar plásticos comunes. La especie, encontrada en su hábitat natural, podría convertirse en una herramienta clave para reducir la contaminación mundial y frenar el llamado ecocidio del planeta.
Un hallazgo inesperado en la Amazonía ecuatoriana
Un equipo de micólogos de la Universidad Técnica de Cotopaxi, trabajando en colaboración con la Universidad San Francisco de Quito, aisló en el bosque amazónico de Esmeraldas una especie de hongo que muestra la capacidad de descomponer polímeros plásticos como el polietileno y el poliuretano.
¿Cómo funciona el proceso de degradación?
Los investigadores observaron que el hongo produce enzimas oxidativas que rompen la cadena molecular del plástico, transformándolo en compuestos orgánicos simples que el propio microorganismo utiliza como fuente de carbono y energía. En pruebas de laboratorio, el hongo redujo la masa de láminas de polietileno en un 45 % en 30 días, un ritmo mucho mayor al registrado por bacterias similares.
Implicancias globales
Según datos de la ONU, la producción mundial de plástico supera los 400 millones de toneladas anuales, y alrededor de 8 millones de toneladas llegan a los océanos cada año, generando un grave daño ambiental catalogado como ecocidio. La capacidad del hongo para atacar residuos de plástico abre la puerta a soluciones biotecnológicas que podrían complementar los programas de reciclaje y reducir la carga de desechos.
Próximos pasos
El estudio, presentado en la Conferencia Internacional de Micología celebrada en Quito el 27 de octubre de 2025, plantea la creación de biorreactores a escala industrial para cultivar el hongo y aplicarlo en centros de tratamiento de residuos. Asimismo, los científicos advierten que será necesario evaluar los posibles impactos ecológicos antes de una liberación masiva.
Contexto y desafíos
Si bien la biodegradación mediante hongos no elimina por completo la necesidad de reducir la producción de plástico, constituye un avance prometedor. La iniciativa se alinea con los compromisos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen la reducción de la contaminación y la conservación de los ecosistemas terrestres.