En el reciente congreso de la CGT, las negociaciones para renovar la conducción se volvieron conflictivas. La presión de la facción liderada por Sergio Barrionuevo provocó la discusión entre un triunvirato y un solo líder, generando el riesgo de una fractura interna que podría afectar la reforma laboral en curso.
Contexto y relevancia de la CGT
La Confederación General del Trabajo (CGT) es la mayor central sindical de Argentina, con más de 2 millones de afiliados y un papel histórico en la negociación de políticas laborales y salariales. Su conducción define la postura del movimiento obrero frente al Gobierno y a los empresarios.
El congreso y la disputa por la conducción
Durante el congreso celebrado a inicios de noviembre de 2025, los delegados se reunieron para elegir la nueva conducción que encabezará las negociaciones con el Ejecutivo sobre la reforma laboral que se encuentra en trámite. La agenda estaba marcada por la tradicional rivalidad entre dos corrientes:
- La línea tradicional, representada por dirigentes históricos que abogan por la unidad sindical bajo un único presidente.
- La facción de Barrionuevo, que busca un modelo de triunvirato (tres dirigentes) para diluir el poder y fortalecer la negociación colectiva.
Intensas negociaciones y amenaza de fractura
Los debates se intensificaron cuando, bajo la presión de Barrionuevo y sus aliados, se planteó la votación para decidir si la CGT adoptaría un triunvirato o mantendría la figura de un solo líder. La posibilidad de un empate y la falta de acuerdos preliminares generaron temores de una posible escisión del movimiento, lo que podría debilitar su capacidad de presión frente al Gobierno.
Resultados preliminares y próximos pasos
Hasta el momento, la votación no ha concluido de forma definitiva y los líderes de ambas corrientes continúan negociando compromisos. La decisión final influirá directamente en la estrategia de la CGT para la reforma laboral, cuyo avance depende del grado de cohesión interna del sindicato.
Implicancias para el país
Una CGT fragmentada podría reducir la efectividad de las negociaciones salariales y de seguridad social, impactando a millones de trabajadores. Por el contrario, una conducción unificada fortalecería la posición del sindicato en el diálogo con el Ejecutivo, facilitando la concreción de reformas que buscan mejorar la estabilidad laboral y los derechos sindicales.