Un hombre cuenta su desgarradora historia de una década atrapado como esclavo en un campo aislado, donde cazaba animales para alimentarse y bebía agua de un pozo improvisado, revelando la cruda realidad de la trata de personas en zonas rurales.
Historia de resistencia y horror
Un hombre, cuya identidad no fue revelada por motivos de seguridad, relata haber pasado 10 años esclavizado en un campo remoto. Durante ese tiempo, su única forma de subsistencia consistía en cazar animales que encontraba en la zona para alimentarse y en beber agua de un pozo rudimentario, ya que no tenía acceso a recursos básicos.
Contexto de la trata de personas en el interior
La trata de personas sigue siendo una grave violación de derechos humanos a nivel mundial. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se estima que 30 millones de personas viven en condiciones de esclavitud moderna, y una parte importante de esas víctimas se encuentran en entornos rurales donde la vigilancia es escasa.
En Argentina, el Ministerio de Seguridad informó en 2023 que se registraron 1.800 casos de trata con fines de explotación laboral, muchos de ellos en áreas aisladas donde los perpetradores operan sin ser detectados.
Definición legal de esclavitud
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial define la esclavitud como “la condición o situación de una persona sometida a trabajos forzados, servidumbre o tráfico de personas”. En la legislación argentina, el Código Penal tipifica la esclavitud como un delito grave que puede conllevar penas de hasta 20 años de prisión para los responsables.
Repercusiones y llamado a la acción
El testimonio pone de relieve la necesidad de fortalecer los sistemas de monitoreo en zonas rurales y de proporcionar recursos a organizaciones de derechos humanos para detectar y rescatar a víctimas antes de que la situación se prolongue tanto como en este caso.
Expertos en protección infantil y víctimas de trata insistieron en que la denuncia temprana y la colaboración entre autoridades locales y nacionales son esenciales para evitar que más personas vivan una década de horror similar.