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Dejar el PAP y la colposcopia después de los 65: la nueva recomendación médica en Argentina

Expertos de la Sociedad Argentina de Ginecología y Obstetricia indican que, a partir de los 65 años, la mujer debería priorizar evaluaciones neurológicas y suspender pruebas de detección de cáncer cervicouterino como el PAP, la colposcopia y la ecografía transvaginal, siempre que haya tenido resultados normales en los últimos años.

Contexto y fundamento de la recomendación

La detección temprana del cáncer de cuello uterino ha sido durante décadas un pilar de la salud femenina. El examen de Papanicolaou (PAP) permite identificar alteraciones celulares antes de que se conviertan en cáncer. La colposcopia, a su vez, se realiza como seguimiento ante resultados anómalos y la ecografía transvaginal se emplea para valorar lesiones ováricas o uterinas en casos específicos.

¿Hasta cuándo es útil el cribado?

Según las guías internacionales adaptadas por la Sociedad Argentina de Ginecología y Obstetricia, el PAP debe realizarse:

  • Entre los 21 y 29 años, cada tres años.
  • Entre los 30 y 65 años, combinando PAP y prueba de VPH cada cinco años o PAP anual.

Si una mujer ha tenido tres resultados normales consecutivos en los últimos diez años, puede considerar suspender el PAP al cumplir los 65 años. En ese caso, la colposcopia y la ecografía transvaginal también dejan de ser rutinarias, salvo indicación clínica.

Por qué cambiar el foco a la neurología

Con el envejecimiento, la prevalencia de trastornos cognitivos y neurodegenerativos aumenta significativamente. Los especialistas sugieren que, a partir de los 65, la atención preventiva debería incluir evaluaciones neurológicas y cognitivas: pruebas de memoria, valoración de la marcha y revisión de factores de riesgo vascular. La detección temprana de demencia permite intervenciones que mejoran la calidad de vida.

Qué hacer en la práctica clínica

Las mujeres que superen los 65 años y que cumplan con los criterios de cribado negativo pueden:

  1. Consultar al médico de cabecera o al ginecólogo para confirmar la historia de exámenes.
  2. Programar una visita con el neurólogo para evaluar función cognitiva y riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
  3. Mantener controles de salud generales como presión arterial, glucemia y colesterol.

Relevancia para la población argentina

Esta actualización responde a la creciente demanda de recursos sanitarios y a la evidencia de que el beneficio del cribado cervical disminuye después de los 65 años en mujeres con historial negativo. Asimismo, alinea la política de salud con la necesidad de abordar el envejecimiento activo y el cuidado neurológico.

Conclusión

El mensaje clave para la mujer argentinas mayores de 65 es que, con antecedentes de pruebas normales, el turno de la ginecología preventiva cede el paso a la neurología. La prioridad pasa a proteger la salud cerebral, mientras que el cáncer de cuello uterino ya ha sido eficazmente controlado mediante los programas de detección anteriores.