El pasado 15 de noviembre de 2025 Brasil dio vida a una nueva maravilla religiosa: la estatua de Nuestra Señora de Fátima, con 45 metros de altura. Este coloso supera al emblemático Cristo Redentor de Río y se perfila como un nuevo polo de turismo y devoción en el país sudamericano.
Una nueva gigante se alza en el horizonte brasileño
El 15 de noviembre de 2025 se celebró la inauguración de la estatua de Nuestra Señora de Fátima en Brasil. Con una altura de 45 metros, la figura religiosa supera al Cristo Redentor, que mide 30 metros de cuerpo y 8 metros de pedestal (total 38 m). La ceremonia contó con la presencia de autoridades locales, representantes de la Iglesia católica y una multitud de feligreses y curiosos.
Características técnicas y simbólicas
- Altura total: 45 m (sin incluir la base de 12 m que eleva su imponencia).
- Material: Hormigón armado recubierto de fibra de vidrio, resistente a la intemperie y a los vientos costeros.
- Ubicación: una explanada de 5 ha en una zona de fácil acceso, diseñada para convertirse en un punto de referencia turístico y de peregrinación.
- Simbología: la imagen representa a la Virgen con el Niño Jesús en brazos, aludiendo al famoso milagro de Fátima (Portugal, 1917) que impulsa la devoción mariana a nivel mundial.
Impacto local y nacional
Más que una obra de arte, la estatua busca dinamizar la economía de la región mediante el turismo religioso. Se estima que, en su primer año, recibirá cerca de 200 000 visitantes, lo que generará empleo directo e indirecto en sectores como la hostelería, el transporte y el comercio.
La construcción, liderada por el estudio brasileño Arquitetura & Fé, tuvo una inversión de aproximadamente US$ 12 millones, financiados en parte por donaciones privadas y fondos públicos destinados al desarrollo cultural.
Una referencia para el futuro
Al posicionarse como una de las estatuas más altas del continente, la Virgen de Fátima se une a un selecto grupo de monumentos que combinan magnitud arquitectónica y significado espiritual. Su presencia refuerza la tradición católica en Brasil y abre una nueva ruta de peregrinación que complementa otros destinos sagrados como la Basílica de Nuestra Señora Aparecida.